En la  Storta, Ignacio tuvo una visión: “Yo os seré propicio en Roma”. Siguiendo ese sueño, el equipo de formación hemos venido a Roma el fin de semana del 4-6 de noviembre, acogidos por Manuel, secretario mundial de CVX al que agradecemos toda su amabilidad y cercanía.

Nos propusimos este encuentro en Roma como un momento diferente. Veníamos a trabajar, pero no sólo a producir. Veníamos a sentirnos equipo, a soñar en la tarea como equipo de formación, a pensar en la comunidad nacional, a la que llevamos en el corazón.

Echamos la vista atrás y compartimos el encuentro de formación en discernimiento comunitario en Soutelo (Portugal) en el verano, así como el encuentro global de formación en Manresa en el mes de agosto ¿En qué podemos ayudar a las comunidades? ¿Qué avances se van dando en “esto de la formación” en la CVX mundial?

Nos ilusionamos pensando ya en cómo ultimar la actualización del plan de formación (cambiará su nombre a “proceso de crecimiento”), qué píldoras formativas nos gustaría ofrecer a la comunidad, que tienen que ver con el DEAE, con el proceso de crecimiento… Propuestas interesantes que esperamos poder ofrecer en este curso a la comunidad.

Nos sentimos comunidad en movimiento, un movimiento en espiral, en el que todo lo que hagamos nos acerca más a Dios, nos ayuda a profundizar en nuestra vida. Vivir en espiral es sentir a la comunidad y sentirse comunidad, acompañar y sentirse acompañado. Es pasar por los mismos lugares, pero siempre son diferentes las formas en que llegamos a ellos.

Hemos tenido tiempo para visitar la curia de los hermanos jesuitas, conocer algunos de sus espacios y de su trabajo, de la mano de Fernando Mendoza SJ, Vice-secretarius de la Compañía de Jesús en Roma. Qué regalo poder conocerle y caminar por esos lugares, celebrar allí la eucaristía…

Roma ha sido un lugar propicio para sentirnos más equipo, más familia. También con Manuel, hijo adoptado de este equipo, nos dice él… Nos apasiona tener a la comunidad en nuestro corazón y cabeza para ver cómo podemos ayudar. Y hacerlo con alegría, con una sonrisa en la cara. Esto nos posibilita pensar, crear, soñar… aunque a veces sean locuras.

Tomad Señor y recibid… Un espacio privilegiado en la camareta de San Ignacio para hacer una oración sentida, espontánea, profunda… En la habitación de San Ignacio tuvimos ese gran regalo de rezar en familia. Respiramos hondo y agradecimos este momento mágico.

Volvemos con tarea por delante… Seguimos en movimiento… ¡De Roma al corazón de la CVX y del mundo!

Equipo de misión formación CVX-E