Con el lema de la Asamblea Mundial, “Discernir los caminos para la esperanza”, la CVX-San Ignacio, de Valencia, hemos arrancado el curso 23/24. Y es que la esperanza es la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Así la define el Papa Francisco y nos exhorta a mirar con nuevos ojos nuestra existencia. Nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado.
La esperanza no es un optimismo pasivo, sino todo lo contrario: la tenacidad de quienes van hacia un destino seguro. La esperanza es la luz de quien supera la oscuridad.
Abraham, en lugar de pedir el hijo anhelado, pide a Dios que le ayude a seguir esperando.
Decía San Juan Pablo II que la esperanza nos llega por el Espíritu Santo. Solo a través de este don podemos comprometernos cotidianamente en la transformación de la realidad. Y, asimismo, abrir caminos de esperanza para otros. Siempre dispuestos a responder a todo el que pida razón de nuestra esperanza.
Así, con este reto como comunidad, el de encontrar juntos una nueva esperanza, comenzamos este curso. Y pedimos esperanza para todas las CVX.
Caminamos juntos.
Rocío López
CVX-San Ignacio en Valencia
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