XVIII asamblea general de CVX-CLC. Amiens, Francia, 2023


Cada cinco años, delegados de las comunidades de CVX a nivel mundial se reúnen en una asamblea general para renovar su sentido de comunidad global, compartir, reflexionar y profundizar en su camino espiritual. Este año, bajo el lema “Discerniendo caminos de esperanza”, alrededor de 200 miembros de CVX nos congregamos en Amiens, Francia, durante 10 días en agosto, aunque el clima parecía más propio del otoño. Tuve el honor de asistir como miembro joven cooptada por el consejo mundial de CVX en 2022. ¡Qué regalo fue esta, mi primera asamblea!


El proceso fue profundo. Siguiendo un itinerario en forma de U, guiado por los verbos de
compartir, profundizar y salir, fruto de la asamblea de Buenos Aires, tuvimos la oportunidad de conocer y reconocer nuestra diversidad, explorar nuestras misiones en todo el mundo, comprender mejor cómo vivimos la CVX y nuestro compromiso apostólico como un solo cuerpo global. Mi experiencia previa en el MAGIS Lisboa 2023 me inspiró, especialmente al ver las acciones que las comunidades de Malta, Corea, Brasil y Kenia, entre otras, están llevando a cabo en colaboración con los jóvenes de CVX. Este encuentro fortaleció nuestro vínculo histórico y reveló la rica diversidad que conforma nuestra comunidad.


Como dije, esta fue mi primera asamblea y me reconozco privilegiada por ello. Como miembro joven de la CVX sentí una emoción indescriptible al formar parte de este evento
tan significativo para nuestra comunidad global. Sin embargo, no puedo evitar destacar que la presencia de jóvenes fue notablemente escasa, y esto me llevó a reflexionar sobre las barreras que enfrentamos como jóvenes comprometidos en CVX. De entrada, la falta de representatividad de las personas jóvenes en nuestras comunidades nacionales fue un desafío para nuestra participación. A menudo, las voces de los jóvenes no están lo suficientemente presentes en el proceso de selección de delegados para asambleas internacionales. Además, la dificultad de obtener una visa para viajar a eventos como este es una barrera significativa para los jóvenes de muchas partes del mundo. Los trámites burocráticos y los requisitos económicos pueden ser desalentadores, y esto excluye a jóvenes que, a pesar de su entusiasmo y compromiso, no tienen acceso a los recursos necesarios para viajar. Estas barreras pueden incluso extrapolarse a nuestra presencia y participación en otras actividades de formación y encuentro dentro de la CVX.


Fuimos aproximadamente cinco miembros de CVX menores de 35 años en la Asamblea.
Esta escasa participación, aunque valorable, no solo limita nuestra participación activa en la toma de decisiones a nivel nacional, sino que puede terminar afectando la diversidad de perspectivas en las discusiones. Muchas veces escuché en la asamblea “es que los jóvenes quieren esto” o “los jóvenes solo se comprometen con el apostolado o la ecología” y recuerdo decir para mis adentros ¿pero cómo lo saben? Los jóvenes también queremos participar en toma de decisiones, queremos acceder a formación, queremos encontrarnos con pares cevequianos y cevequianas para dialogar y romper la barrera generacional. Esto lo sé porque en los cerca de 18 meses que fui miembro del Consejo Mundial tuve la fortuna de interactuar con cevequianos y cevequianas de muchos lugares del mundo, y entendí que al final, somos diversos y no solo nos movemos por las cosas que la mayoría creen, ¡claro! nos interesa hablar de ecología o de voluntariado, nos mueven las causas políticas y sociales, pero también queremos hablar de identidades, de espiritualidad, de la presencia de Dios en nuestras vidas. Al final, tal vez no somos tan diferentes unas generaciones con otras. Dicho esto, y si bien no siempre resoné con las “necesidades” y “motivaciones” que se nos achacaron a los jóvenes a lo largo de las discusiones en la asamblea, valoro mucho y recuerdo con cariño el hecho de que “la frontera joven” estuviera presente, de que la asamblea se preguntara por nosotros.


En conclusión, la Asamblea Mundial de CVX en Amiens me recordó la importancia de seguir trabajando juntos para superar las barreras que enfrentan los jóvenes en nuestra
comunidad. Debemos abogar por una mayor representatividad, fomentar la participación activa de los jóvenes en todos los niveles y buscar soluciones para que más jóvenes tengan la oportunidad de participar en eventos como este. Es fundamental que nuestras voces sean escuchadas y que nuestras perspectivas sean valoradas para construir un CVX inclusivo y diverso que refleje la verdadera universalidad de nuestra fe y compromiso.


Daniela Ochoa Peralta
Colombiana, CVX en Países Bajos

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