No importa cómo vivas tu fe, si esta te ayuda a liberar a los oprimidos, a levantar a los caídos, a consolar a quien sufre, a generar un mundo más justo.
Trabaja con aquellos que tienen otros carismas, con aquellos que no creen o que tienen otra religión.
Descubrirás que todos tenemos los mismos sentimientos, todos somos, igual de dignos e igual de buenos. Para hacer un mundo mejor, nos necesitamos todos.
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