Aplicación de sentidos

Señor Jesús, abre mis sentidos para que sepa reconocer tu presencia en mi vida.
Abre mi vista y mi mirada para descubrirte en todas las personas.

Abre mi oído para escuchar tu voz en la Palabra, en las esperanzas, en los fracasos de cada día y en el clamor de los que más sufren.

Abre mi gusto para saborear tu llamada desde lo pequeño y tu vida entregada como alimento en la Eucaristía.

Abre mi olfato para sentir el sin sentido de tantas vidas rotas y el buen olor que desprende tu Espíritu y nos empuja a dar lo mejor de cada uno de nosotros.

Abre mi tacto para tocar con misericordia y ternura la complejidad de la vida.

Un sentir y gustar internamente, saboreando la llamada de Dios y cómo me estoy dejando tocar el corazón por lo que voy escuchando y sintiendo.

Xavier Melloni, en su ensayo sobre “el Deseo esencial” y a tenor del tema de la respiración, nos habla del hálito vital relacionado con el Deseo esencial. Él parte de los hechos naturales y básicos del ser humano. Resalta que el ser humano está enmarcado desde su nacimiento hasta su muerte por la inspiración y la expiración: cuando nace, lo primero que hace es inspirar y, cuando muere, lo último que realiza es una expiración.


Por el acto de respirar, comenta, el hombre mantiene el deseo primordial que es vivir. Considera que esta actividad automática del ser humano es la que se convierte en el vehículo principal para conectar con la propia conciencia, con el interior y con el espíritu. Es a través de esta conexión cómo el hombre se puede conceder a sí mismo, el paso a mayores profundidades de la experiencia interior. En síntesis, afirma que «el oxígeno es al cuerpo lo que la consciencia es a la mente y lo que el espíritu es al alma: la fuente de su energía vital.


Equipo Misión Espiritualidad CVX-E

0 comentarios