Atravesar el dolor de la cruz para resucitar

Cuando estamos sumidos en un profundo dolor y atrapados por el sufrimiento, es difícil ver soluciones. Sólo sentimos la intensidad de la injusticia o terror que nos invade.

Jesús se encaminó a Jerusalém sabiendo qué le ocurriría, aceptando que el centro de la injusticia política, administrativa y religiosa iba a encargarse de diseñar su final. Sin embargo, no renunció a entrar en la ciudad. Se mostró dispuesto a ser coherente con su mensaje y con la construcción del Reino que había anunciado.

Jesús es el testimonio de que para superar los conflictos y los momentos difíciles de la vida, hay que acercarse a la cruz y atravesarla. Para sanar heridas y transformar los conflictos, hemos de penetrar en ellos y acercarnos a lo que no es atractivo de primeras.

El amor de Jesús hacia todas las personas que le acompañan en la Cruz, incluso hacia quienes le insultan o agreden, muestra la necesidad de acercarse al dolor y trascenderlo, atravesarlo. Jesús devuelve la dignidad a sus victimarios y es capaz de transformar el sufrimiento en amor.

Aunque duela, ¿te atreves a acercarte al dolor de las heridas para poder atravesarlas y resucitar? ¿Estás dispuesto a ofrecerte a transformar los conflictos para ser agente activo en la reconciliación?

0 comentarios