Cada día que, haciendo un alto en el camino,
me miro en el espejo de tu rostro,
sea al alba, a mediodía o al anochecer,
resuena el eco de tu voz que me dice: ¡Celebra hoy la alegría de vivir!
Cuenta tus años, no por el tiempo vivido, sino por la ternura de tu corazón.
No por el número de tus éxitos, sino por la aventura de tu búsqueda.
No por los frutos recogidos, sino por la simiente que lanzaste.
No por las cosas a que tuviste que renunciar,
sino por los encuentros que te han enriquecido
No por el número de los que te aman,
sino por la apertura de tu corazón, capaz de amar a todos.
¡Celebra hoy la alegría de vivir!
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