Crónicas libanesas, por Fernando Vidal

La Delegación de CVX España salió de Madrid hacia la Asamblea Mundial de Líbano, muy pendiente de la Delegación de CVX Cuba a la que acompañaba. Experimentamos la incertidumbre que viven los cubanos para poder pasar fronteras. Durante el viaje no hemos dejado de hablar con mucho ánimo de los desafíos de la CVX mundial y en España. Aunque alguno no aguantó el sueño, supondréis que, teniendo en cuenta quiénes viajamos, hemos arreglado el mundo. Al aterrizar, el mundo seguía más o menos igual pero nosotros, no. Hemos visto prioridades y soluciones posibles.

Al llegar al aeropuerto de Beirut, todo fue muy fácil. La CVX en Líbano nos estaba esperando llena de ilusión. Nos acogieron muy efusivamente. Estuvimos esperando a otras delegaciones para llenar un bus. Fueron llegando poco a poco. Nos presentamos, primeras conversaciones. Varios miembros de CVX mundial nos mostraron a los españoles su pésame por el accidente ferroviario de Santiago de Compostela. Estaban impresionados.
Para ir al lugar de la Asamblea hemos atravesado de punta a punta Beirut. Una ciudad cobra dos zonas claras: cristiana y musulmana. En la cristiana hay imágenes religiosas por la calle y muchos menos carteles en árabe. Vemos a simple vista las oquedades de las bombas en los edificios. Es una ciudad herida. Beirut es una ciudad de edificios altos abigarrados que conviven con pequeñas y pobres casas a lo largo de toda su costa. Si conduces un rato, te sales del país y llegas a Israel. Hay muchos nuevos edificios modernos en construcción. Es un país con una línea costera estrecha y tras ellas una sinuosa cadena de montañas. Nosotros estamos en una casa en lo alto de un cerro, desde donde se ve todo Beirut.
La Asamblea se celebra en una casa de ejercicios de la comunidad católica de rito meronita. Es una buena casa, grande. Esta tarde hemos comenzado la Asamblea celebrando la eucaristía y luego una agradable y sencilla cena. Todas las comunidades estaban tras la cena preparando su presentación de mañana y desplegando sus banderas. El hall estaba muy colorido. Alfonso, por cierto, ha comprado la bandera española en los chinos. Afortunadamente tiene el escudo constitucional (sospechábamos que en el medio iba a tener un toro de Osborne).
La Asamblea en sus primeras horas ha sido un enjambre de colores. Con naturalidad unos nos parábamos a otros y nos presentábamos. Hola, soy Fernando Vidal de CVX España, ¿de dónde vienes tú? Y entonces enseguida se establece conversación. Muy fácil y abierto.
Durante la cena hemos estado hablando con distinta gente. He cenado con Suiza,Argentina y Uruguay y hemos estado hablando sobre la prioridad en el campo de familia.
Nos han dado una bolsa con regalos de cortesía: una camiseta oficial de la Asamblea, libreta, un jabón que huele genial, y una cantimplora que no sé muy bien para qué es.
La casa nos ha acogido muy bien. Tenemos a nuestra disposición todo el día zumos frescos. Hace calor húmedo pero muy soportable.
Tras la cena, Pablo y yo hemos estado hablando con Chile sobre su importante iniciativa sobre diversidad sexual. Ha recibido apoyo de la curia de Roma y permiso del Vaticano. Es un trabajo excelente que creo deberíamos importar a España.

Adelaida y Rosa López, ya con su camiseta de voluntaria. Rosa nos ha cuidado con mucha delicadeza a toda la delegación hispano-cubana: ¡para el viaje en avión nos trajo croissanes de chocolate y fruta para todos!

Desde la iglesia de la casa meronita, se ve a través de ventanales todo Beirut. No pude no pensar enseguida en el mundo en toda su planicie y redondez ante la CVX mundial de la que tanto se espera.
Terminamos la jornada. Pablo, Alfonso y yo nos subimos al último piso de la casa. Es una gran terraza. Ante nosotros, Beirut de noche en cuya piel brillan luces de muchos colores. Hay un tráfico denso de gente que va de acá para allá. ¿Buscando algo nuevo? Sobre nosotros, miles de estrellas nítidas en el firmamento.
Tomamos conciencia de que estamos en Líbano y que hacía unos pocos.años esa ciudad que ahora vibra de colores, sé desangraba con la negra luz de las bombas. Nos estremecemos. Repasamos brevemente el día y nos echamos unas risas también. Hay un ánimo muy grande y somos conscientes del gran reto que tenemos en esta asamblea.
Hemos venido a un país-símbolo de nuestro tiempo; a una encrucijada de la historia donde sentimos fuerte el viento de un mundo que necesita de respuestas operativas y trabajo, respuestas operativas y transformadoras ya. A ello vamos. Buenas noches desde Beirut. Fernando Vidal.

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