¿No te ha ocurrido alguna vez que acabas de conocer a ciertas personas y sientes que son “como de toda la vida”? Surge a veces una sintonía y una magia que nos lleva a comprender las palabras desde la misma perspectiva, a entonar la misma melodía de manera armónica sin haber ensayado, a mirarnos con una complicidad y confianza sin que nadie entienda objetivamente el por qué.
Realmente, cuando nos conectamos con lo más profundo de nosotros mismos y nos encontramos con los demás en la Fuente de Vida, brota la confianza y nos entendemos a las mil maravillas.
Seamos auténticos y vivamos conectados a nuestro ser más honesto y a nuestros sueños. Desde aquí, siempre nos será más fácil acercarnos al otro, escucharle y comprenderle. Porque cuando nos encontramos en la Fuente de Vida, brota la confianza. Y éste sí que es un lugar privilegiado para abordar los conflictos, escucharnos, tocar la herida y transformarnos para sanar.
¡Busquemos la autenticidad y la coherencia con nuestro yo interior para relacionarnos con los demás, con la creación, con la transcendencia y con nosotros mismos!
¿Dónde se encuentran la autenticidad y la confianza?
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