Día de los fieles difuntos

Ayer celebrábamos la fiesta de todos los Santos: la Iglesia “triunfante”. Hoy continuamos esa celebración recordando en particular a nuestros difuntos más queridos y poniéndolos en las manos del Señor.

Es también, la de hoy, una celebración de esperanza, porque a los que recordamos son obra de sus manos, hechos a su imagen y semejanza, por quienes Cristo murió y resucitó. Él no los deja perecer para siempre, sino que comparte con ellos su Vida para siempre.

Esta es nuestra fe y esperanza mientras peregrinamos por esta tierra camino de nuestro encuentro definitivo con Él y con nuestros hermanos difuntos.

Recordemos y encomendemos a Dios nuestro Padre a nuestros amigos, conocidos y familiares.

R/ Descansad en paz con el Señor

Madres, que disteis a luz a vuestros hijos. Rogamos por vosotras…

Padres, que nos os echasteis atrás ante las dificultades. Rogamos por vosotros…

Jóvenes, que cuando el mundo más os necesitaba la muerte cortó en seco ilusiones y esperanzas. Rogamos…

Niños, que antes de ver la luz, la mano asesina del hombre abortó vuestro derecho a vivir. Rogamos…

Ancianos, que os disteis tanto por tantos, y que a veces fuisteis injustamente tratados y orillados. Rogamos…

Hermanos del Tercer Mundo, que no pudisteis disfrutar aquí del mundo que el Padre os había regalado. Rogamos…

Ricos y pobres; maestros, labriegos y empresarios; cultos e ignorantes; casados y solteros; sacerdotes y religiosos… Rogamos…

Familiares y amigos que significasteis mucho para nosotros en la vida y que un día Dios os llamó por vuestro nombre. Rogamos…

La fe os acompañó, la esperanza os mantuvo en pie y la caridad os la habéis llevado como pasaporte para entrar en el Reino. Padre, llévanos a todos hacia ti por medio de Aquél que es nuestro camino, Jesucristo nuestro Señor, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

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