Maestro mío y Señor mío,
mi Dios y mi todo,
contemplo tu vida hermosa, plena de sentido,
y deseo vivir como tú:
tu Amor al Padre, vuestra intimidad y comunión,
y tu obediencia a Él;
tu Amor a la humanidad, tus curaciones, tus enseñanzas,
tu modo de relacionarte,
tu entrega hasta el extremo.
Deseo vivamente participar en esa dinámica de Amor,
en tu proyecto y tu sueño, que es el del Padre,
en tu gracia, en tu vida, en tu muerte
y en tu resurrección.
Vive en mí, Maestro y Señor,
Pastor bueno y Puerta del Reino,
Luz del mundo, Verdad y Camino,
Resurrección y Vida,
Pan y agua para nuestra hambre y nuestra sed.
Vive en mí y transfórmame
en pastor,
en puerta,
en luz,
en camino
y en pan
para todo el que te busca.
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