El BUEN SAMARITANO

– Señor, Dios y Padre Nuestro, Tú no eres un Dios oculto a nuestras vidas, sino que estás más cerca de nosotros que dos corazones que se cruzan o dos vidas que se encuentran. En tu Hijo Jesús te hemos conocido, y continuamos viviendo tu presencia en el amor a nuestros hermanos, especialmente en los necesitados de ayuda.
– Hoy, nosotros, como en otro tiempo le ocurrió a la samaritana,sabemos que sólo puede encontrarse contigo quien tiene verdadera “hambre y sed de ti”, quien desde su propia necesidad busca en tu vida y tus palabras el sentido de su vida , de su trabajo y de sus días.
– Lo tremendo de nuestro encuentro contigo es que estamos ya acostumbrados a considerarnos creyentes, estamos acostumbrados a cruzarnos con infinidad de hombres y, como fruto de nuestras costumbre, no te descubrimos en nuestro camino.
– Ésta es nuestra súplica esperanzada hoy: danos fe y sensibilidad para comprender que tu vida y nuestra vida se encuentran en cada momento, si nosotros queremos; y ayúdanos a comprender las exigencias que nacen diariamente de nuestro encuentro contigo.
– Ayúdanos a descubrirte en el necesitado que se cruza en nuestro camino. Que nuestra vida, nuestra fe y nuestro a los demás no sean ya costumbre.

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