EN ÉL

Que me agarre a ti inseparablemente,
que te adore incansablemente,
que te sirva perseverantemente,
que te busque constantemente,
que te halle gozosamente,
que te posea eternamente.
Con estas palabras, alma mía,
pide fervientemente a Dios que te encienda,
que te inflame y que te haga arder
completamente en deseos de él.
San Anselmo

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