
Este año, la campaña francesa está dedicada al respeto a la naturaleza, porque las agresiones que se cometan contra ella son, en realidad, contra el ser humano. “El medio ambiente y la paz son indisociables, ya que nuestros métodos de consumo implican un impacto directo en la economía de los países desfavorecidos”, explican los responsables.
Esta preocupación, igual que la solidaridad o el consumo más racional, es común a todos los cristianos, por lo que esta propuesta se puede extrapolar a España. “Hoy por hoy, el espíritu cristiano de la Navidad está muy lejos -pese a lo que nos hacen creer- de las luces de colores y de los centros comerciales. Todos consideramos la Navidad otra cosa. Los cristianos tenemos, por encima de las distintas sensibilidades, muchas cosas en común hacia las que caminar”, reflexiona Eduardo García Vázquez, secretario general de Profesionales Cristianos (Px).
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