
Sin embargo, esta tarde he recordado a todas las mujeres que son despedidas de su trabajo por estar embarazadas; a todas las que se convierten en “supergirls” al intentar conciliar el trabajo y la familia… Pero sobre todo, recuerdo a tantas mujeres de nuestro rural que trabajan en el campo. Tengo en la mente y en el corazón a las mujeres de mi pueblo (montaña lucense) que en los años 80 iban al río a lavar la ropa, que dejaban sus manos y la espalda arrodilladas entre las piedras. Pienso en las mujeres de la costa, que viendo embarcar a sus esposos en alta mar, vivían esperando el regreso mientras los hijos crecían. Y a veces el regreso se convertía en tragedia…
Hombres y mujeres somos iguales ante la ley, iguales en derechos y en deberes, iguales en dignidad. Pero ¿no somos diferentes? Claro que somos diferentes. Sentimos diferente, percibimos diferente, observamos diferente… Cuánto aprendo yo en cada reunión de comunidad. La diversidad de vivencias entre hombres y mujeres es hermosa y me ayuda a crecer. Como me ayuda a crecer trabajar en un mundo tradicionalmente de hombres, y célibes, para percibir las diferencias… las diferencias, muchas veces, en nuestra educación. Otro día continuaré…
Silvia Rozas cvx
Desde que soy madre he descubierto muchas cosas sobre mí misma y sobre las mujeres. A mi alrededor observo mujeres cargadas con carritos de niños, bolsas de la compra, que suben y bajan de autobuses y del metro, cargadas con preocupaciones y alegrías propias y de otros, mujeres solidarias que tejen silenciosas redes de cooperación, mujeres que comparten con otras mujeres y se ayudan, mujeres que llegan a sus casas y no se sientan, mujeres-madres que sienten en la piel de sus hijos y escuchan y acompañan…Hoy pienso en una mujer cercana a la cual un embarazo no deseado poco oportuno parece condenarla al círculo de la marginalidad. Pienso en ella y en sus dos otras hijas de dos y cuatro años… y le pido a Dios que la rescate, que la rescatemos…Concha Gil (CVX-Salamanca)