Por expreso deseo del Papa Benedicto XVI, mañana, 24 de mayo, fiesta de María Auxilio de los Cristianos, que es venerada en el santuario mariano de Sheshan, en Shanghai (China), se celebrará en todo el mundo una jornada de oración por la Iglesia en China, recordando también especialmente a todas las víctimas del terremoto que asoló a la sociedad china hace unas semanas.
Nuestra Señora de Sheshan es un Santuario Mariano dedicado a Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos y la única basílica en China. Construida originalmente en 1871 como agradecimiento a la Virgen por salvar a Shanghai de una masacre contra los cristianos. La actual basílica se construyó entre 1925 y 1935. La estatua sobre la cúpula fue especialmente diseñada para la basílica. Los peregrinos rezan y meditan la pasión de Cristo en las estaciones de la Cruz en un camino que asciende hasta la basílica. En 1924 los obispos católicos de China tuvieron su primera reunión en la basílica. Durante los primeros años de la persecución comunista, el obispo Kung de Shanghai fue en peregrinación con sus sacerdotes. Cada uno hizo un voto solemne de fidelidad a la fe y a la Iglesia.
La basílica fue confiscada por el gobierno comunista en la década de los 50 y fue severamente dañada por la “Revolución Cultural” (1966). En 1981 el gobierno entregó la basílica a la Asociación Patriótica Católica China (CCPA), una iglesia fundada por el gobierno comunista en 1957 con el fin de dividir a los católicos y separarlos de la comunión con Roma. La mayoría de los sacerdotes rehusaron entrar en la CCPA y fueron enviados a la cárcel o campos de concentración. Muchos murieron mártires. El obispo Kung permaneció en la cárcel por 32 años y medio. Fue hecho cardenal in pectore en 1979 por Juan Pablo II. A continuación reproducimos la oración a Nuestra Señora de Sheshan compuesta por el Papa Benedicto XVI:
Nuestra Señora de Sheshan es un Santuario Mariano dedicado a Nuestra Señora Auxilio de los Cristianos y la única basílica en China. Construida originalmente en 1871 como agradecimiento a la Virgen por salvar a Shanghai de una masacre contra los cristianos. La actual basílica se construyó entre 1925 y 1935. La estatua sobre la cúpula fue especialmente diseñada para la basílica. Los peregrinos rezan y meditan la pasión de Cristo en las estaciones de la Cruz en un camino que asciende hasta la basílica. En 1924 los obispos católicos de China tuvieron su primera reunión en la basílica. Durante los primeros años de la persecución comunista, el obispo Kung de Shanghai fue en peregrinación con sus sacerdotes. Cada uno hizo un voto solemne de fidelidad a la fe y a la Iglesia.
La basílica fue confiscada por el gobierno comunista en la década de los 50 y fue severamente dañada por la “Revolución Cultural” (1966). En 1981 el gobierno entregó la basílica a la Asociación Patriótica Católica China (CCPA), una iglesia fundada por el gobierno comunista en 1957 con el fin de dividir a los católicos y separarlos de la comunión con Roma. La mayoría de los sacerdotes rehusaron entrar en la CCPA y fueron enviados a la cárcel o campos de concentración. Muchos murieron mártires. El obispo Kung permaneció en la cárcel por 32 años y medio. Fue hecho cardenal in pectore en 1979 por Juan Pablo II. A continuación reproducimos la oración a Nuestra Señora de Sheshan compuesta por el Papa Benedicto XVI:
Virgen Santísima, Madre del Verbo Encarnado y Madre nuestra,
venerada con el título de «Auxilio de los cristianos» en el Santuario de Sheshan,
a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China,
hoy venimos ante ti para implorar tu protección.
Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal
por los caminos de la verdad y el amor, para que sea siempre
fermento de convivencia armónica entre todos los ciudadanos.
Con el dócil «sí» pronunciado en Nazaret tú aceptaste que
el Hijo eterno de Dios se encarnara en tu seno virginal
iniciando así en la historia la obra de la Redención,
en la que cooperaste después con solícita dedicación,
dejando que la espada del dolor traspasase tu alma,
hasta la hora suprema de la Cruz, cuando en el Calvario permaneciste
erguida junto a tu Hijo, que moría para que el hombre viviese.
Desde entonces llegaste a ser, de manera nueva, Madre
de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe
y lo siguen tomando su Cruz.
Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo saliste
al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable,
concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación,
incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios.
Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China,
en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando,
para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.
En la estatua que corona el Santuario tú muestras a tu Hijo
al mundo con los brazos abiertos en un gesto de amor.
Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor,
manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia.
a la que se dirige con devoción toda la Iglesia en China,
hoy venimos ante ti para implorar tu protección.
Mira al Pueblo de Dios y guíalo con solicitud maternal
por los caminos de la verdad y el amor, para que sea siempre
fermento de convivencia armónica entre todos los ciudadanos.
Con el dócil «sí» pronunciado en Nazaret tú aceptaste que
el Hijo eterno de Dios se encarnara en tu seno virginal
iniciando así en la historia la obra de la Redención,
en la que cooperaste después con solícita dedicación,
dejando que la espada del dolor traspasase tu alma,
hasta la hora suprema de la Cruz, cuando en el Calvario permaneciste
erguida junto a tu Hijo, que moría para que el hombre viviese.
Desde entonces llegaste a ser, de manera nueva, Madre
de todos los que acogen a tu Hijo Jesús en la fe
y lo siguen tomando su Cruz.
Madre de la esperanza, que en la oscuridad del Sábado Santo saliste
al encuentro de la mañana de Pascua con confianza inquebrantable,
concede a tus hijos la capacidad de discernir en cualquier situación,
incluso en las más tenebrosas, los signos de la presencia amorosa de Dios.
Señora nuestra de Sheshan, alienta el compromiso de quienes en China,
en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando,
para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús.
En la estatua que corona el Santuario tú muestras a tu Hijo
al mundo con los brazos abiertos en un gesto de amor.
Ayuda a los católicos a ser siempre testigos creíbles de este amor,
manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia.
Madre de China y de Asia, ruega por nosotros ahora y siempre. Amén
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