Conocemos por el testimonio del P. Gonçalves de Cámara la afirmación de San Ignacio que “de cien personas muy dadas a la oración, noventa son ilusas”. Y luego, para “recalcar” la cosa, el mismo padre Gonçalves añadía que no se acordaba bien de “si decía noventa y nueve”. Para “maestro de la sospecha”, nuestro querido San Ignacio de Loyola… Y es que afirmando la verdad de la famosa afirmación de Karl Rahner: “El cristiano del futuro o será un “místico”, es decir, una persona que “ha experimentado” algo, o no será cristiano”, hay que reconocer también que esto de la “mística”, la “espiritualidad” y la “oración” no dejan de ser fuentes de autoevasiones o de confusión con métodos de pacificación y serenización internos, que son muy útiles, pero que no son lo mismo que el encuentro con el Dios Padre-Madre que se nos revela en Jesús, el Señor.
Augusto Guerra OCD, define al cristiano “místico” como “quien tiene calidad de vida en el Espíritu, es decir, quien responde con calidad de vida a la moción y guía del Espíritu, en la medida que sea, ése es místico”. Leonardo Boff dice también: “La mística es aquella forma de ser y de sentir que acoge e interioriza experiencialmente ese Misterio sin nombre y permite que impregne toda la existencia”, y añade que “no es el saber de Dios, sino el sentir a Dios lo que funda lo místico”. A esto último añade a su vez Augusto Guerra: “Y este “sentir” no es romántico, narcisista y superficial, sino hondo y globalizante. Afecta a la persona en su integridad y dimensiones. Si no es así esa “vida en el Espíritu” no está exenta históricamente de engaños (errores) y resistencias que la matan inicial o progresivamente. Si esto no se tiene en cuenta, la vida en el Espíritu se queda en un idealismo de palabras vacías”.
Ya vemos que esto de “la espiritualidad y la mística” en su sentido cristiano tiene que estar impregnado de realidad: “La oración para no ser “ilusa” tenía que estar implicada con la vida” (Adolfo Chércoles, Cuadernos EIES 49) y que lo de “los ilusos” no es nuevo: “Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo” (Hch 7, 51).
Se trata pues, de “hallar a Dios en todas las cosas, puesto que Dios está implicado en la realidad”, se trata del famoso “contemplativos en la acción”. Probablemente se trate a fin de cuentas de aquello que nos dijo Jesús: “Buscad, ante todo, el reinado de Dios y su justicia, y lo demás os lo darán por añadidura” (Mt 6, 33).
Pedro Alonso
Equipo Misión Espiritualidad CVX-E
Para ampliar el tema:
https://www.revistadeespiritualidad.com/upload/pdf/1835articulo.pdf
https://www.cristianismeijusticia.net/sites/default/files/pdf/eies49_0.pdf
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