Cuando me adentro en ti,
tú, me das calma.
Cuando en ti me cobijo
me envuelves de quietud.
Cuando busco tu refugio
la paz me otorgas.
Mi corazón desea hallarte,
y mi alma te sigue buscando
pero el pensamiento de mi mente
con ideas fugaces sigue jugando
y mi cuerpo se excusa
tras el yendo y viniendo.
¡Cuándo será y que yo comprenda!
Que sí la calma me das
y la paz me otorgas,
solamente mi tiempo pides,
tan sólo mi callado silencio,
donde encontrarte podré
y de llenura de ti me saciaré.
J. F. Moratiel
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