El pasado día 10 de octubre recibimos con profunda alegría a nuestro arzobispo, don José Ángel Saiz Meneses, en Casa Mambré. Para quienes formamos parte del día a día de la casa, y para toda la CVX en Sevilla, el hecho de que a poco más de un año de su toma de posesión —12 de junio de 2021— decidiese venir a conocer en persona nuestra Comunidad de Hospitalidad nos transmitió que estábamos ante un pastor que deseaba “oler a oveja” —en palabras del papa Francisco.
Don José Ángel, acompañado por su secretario, el padre Manuel Coronado, recorrió la casa, preguntando por los pormenores del funcionamiento del proyecto, antes de compartir la cena. En la bendición de la mesa pidió a ese “único Dios que compartimos musulmanes y cristianos” que derramase sus dones sobre cada uno de los que nos sentábamos a ella y sobre todos los hermanos migrantes que intentan encontrar un lugar en el mundo. Prestó su oído atento a lo que quisieron contarle los chicos: sus países de procedencia, los estudios que cursan o los trabajos que realizan aquellos que están en situación de trabajar. Se interesó especialmente por nuestra pequeña Dior —que había cumplido su primer mes de vida el día anterior— y por sus padres Kara
y Ndate.
Compartimos charla con un hombre muy cercano que demostró el gran esfuerzo que ha realizado en el breve tiempo que lleva en Sevilla para profundizar en el conocimiento de nuestra ciudad. Hablamos de la realidad de pobreza en algunos de nuestros barrios, sobre el drama de las migraciones y la necesidad de contraponer proyectos como el nuestro a los discursos xenófobos que desgraciadamente cobran cada vez más fuerza a nuestro alrededor, de las dificultades de muchos jóvenes, y en especial de los jóvenes inmigrantes, para acceder al mercado laboral y poder hacer realidad sus proyectos de vida. Dialogamos incluso sobre movilidad urbana y sobre cómo la mejora del transporte público —en especial la expansión del metro— favorecería eldesarrollo económico y humano de Sevilla.
Conocimos a un hombre que no desprecia los medios de comunicación modernos y, siendo una persona activa en RRSS, lleva su cuenta de Twitter personalmente, sin dejar que nadie administre por él su perfil. Compartimos un rato estupendo, que se extendió hasta las once de la noche, con alguien muy humano, cercano, cariñoso, atento, buen conversador, amable, compasivo, alegre y con un gran sentido del humor. Compartimos un rato estupendo con un hombre de Dios.
Pero la noche trajo también una decepción. Nuestro arzobispo, gran futbolero, como muchos de los que formamos parte de Casa Mambré, resultó ser aficionado incondicional del Barça —para gran alegría y regocijo de alguno de los chicos de la casa. De todas formas, aunque sea culé confeso, como la exclusión no va con nosotros, lo consideraremos miembro honorífico de nuestra Peña Sevillista Casa Mambré.
Tras la cena, don José Ángel escribía un mensaje en nuestro libro de visitas en el que deseaba que Dios bendiga a la “familia Mambré” como espacio de solidaridad, recordándonos que Dios, que es amor, nos llama a “recibir, vivir, compartir y proyectar su amor” para contribuir a la construcción del Reino. Nos señalaba también en ese mensaje que experimentar la fraternidad es para quienes pasan por la casa “fuerza que los impulsa hacia el futuro”.
En la despedida nos invitó a devolverle la visita en el palacio arzobispal para que los chicos puedan conocer las bellezas que encierra ese magnífico edificio sevillano; lo que haremos encantados. No queremos dejar de mencionar que también nos acompañó Pep Buades SJ, amigo querido de la casa, en representación de la Compañía de Jesús y de Claver-SJM.
Gracias por su visita, don José Ángel, y que Dios le bendiga.
Equipo Casa Mambré



Que emotivo todo lo vivido. Enhorabuena por la labor que realiza la casa.
Desde Elche un abrazo enorme en especial a la pequeña Dior.
Un abrazo de paz
M. Angeles CVX Elche.