Estos días es noticia que representantes de los 27 países que integran la UE han alcanzado un acuerdo para desbloquear el Pacto sobre Migración y Asilo, cuestión que lleva enfrentando a los gobiernos de toda Europa durante años. Aunque el acuerdo aún necesita ser ratificado por el Parlamento Europeo, todo parece indicar que saldrá adelante.
¿Cuáles son los principales puntos de este acuerdo? Quizá el que más eco ha tenido es el llamado “mecanismo de solidaridad”, mediante el cual se establecen cuotas de reparto de migrantes entre los países de la UE en momentos de llegadas numerosas a países fronterizos como España, Italia o Grecia. Aquellos países que se nieguen a acoger inmigrantes deberán pagar una multa de 20.000 euros por solicitud rechazada. Una vez más, se le pone un precio a la vida de las personas. Y una vez más, el dinero sirve para evitar la verdadera solidaridad, que debería ser la de la acogida.
Otro elemento del pacto es el control previo a la entrada (pre-screening), así como el procedimiento acelerado de solicitud de asilo. Estos mecanismos suponen en la práctica poder rechazar a personas poniendo únicamente como criterio su país de origen. Poco parecen importar aquellas personas que puedan estar perseguidas por motivos de credo, persecución política, orientación sexual, víctimas de trata, etc. Este acuerdo dará pues base legal a prácticas que ya se vienen realizando desde hace años, como las famosas devoluciones en caliente. Para aquellas personas cuyas solicitudes de asilo sean admitidas a trámite el panorama está lejos de ser halagüeño. El Pacto incluye también que los migrantes podrán ser retenidos hasta 40 semanas en centros de detención mientras esperan la respuesta a su solicitud. Personas privadas de libertad cuyo único delito es huir de la violencia, la persecución o la pobreza.
Más allá de este pacto, pero en línea con el mismo, la UE sigue intentando establecer acuerdos con terceros países para evitar la llegada de personas. El último de la lista es Túnez, que ha rechazado más de 100 millones de Euros, exigiendo cantidades superiores como las ya entregadas a Libia o Turquía. En definitiva, la política migratoria europea parece estar basada primero en el principio del rechazo, poniendo todos los medios necesarios para que las personas no lleguen a suelo europeo. Para aquellos afortunados que consiguen hacerlo, la siguiente estrategia es potenciar la expulsión rápida. Y si eso no se consigue, endurecer las condiciones para quedarse. Mientras
tanto, miles de personas siguen y seguirán muriendo en su intento por llegar a Europa.
¿Cuándo aprenderán los dirigentes de la UE que este tipo de medidas no sirve para que las personas dejen de llegar? Cerrar fronteras y endurecer las condiciones de llegada solo sirve para enriquecer a las mafias que tanto dicen combatir. ¿Con cuántas personas migrantes han hablado las personas que toman estas decisiones? Desde luego ignoran que la persona que está dispuesta a jugarse la vida cruzando el océano en una patera durante días es consciente del infierno del que escapa. ¿Y cuándo dejaremos de mirar para otro lado como sociedad? Cayendo en la trampa del mensaje del miedo de gobiernos populistas, normalizando la muerte evitable, viendo como prójimo solo al que comparte nuestro idioma, o peor, aspecto físico.
En el documento final de la Asamblea Mundial de CVX de Amiens se afirma: “Necesitamos comprender en profundidad las causas de la pobreza y la migración forzada. Buscamos maneras prácticas de abogar y servir a las necesidades de las personas vulnerables. (…) Se invita a todos los miembros y comunidades a alzar la voz con valentía en situaciones de injusticia”
Ojalá, sigamos avanzando en dar una respuesta cada vez más firme, comprometida y concreta en este ámbito de misión.
Equipo de Migraciones CVX
Gracias por el artículo! Muy interesante.