Dios mío, yo te busco y no te encuentro;
sed de ti tiene mi pobre y alocado corazón;
te busco y me siento con frecuencia defraudado,
porque mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua.
Tengo sed de ti: de tu amor y lealtad sinceros.
Tengo sed de ti: de tu verdad y sinceridad.
Tengo sed de ti: de tu amor y misericordia.
Te busco como la flor tiende al sol por la mañana;
te busco como el río se alarga hasta el mar;
te busco como la semilla crece y camina en libertad;
te busco como el niño chiquito busca la protección de su madre.
Empapa, oh Dios mío,
mi corazón de tu bondad;
rocíame con la lluvia suave de tu ternura;
deja caer tu amor sobre mí como rocío de la mañana;
y abre mis labios para que te sepan dar gracias.
Líbrame, Señor, de los ídolos que gritan
mercancías, baratijas, saldos viejos, hojarasca;
líbrame, Señor de los dioses que se disputan
mi existencia y que buscan manipular mi vida.
Oh Dios, mi corazón joven te busca,
fascinado y apasionado,
porque sólo en ti hay respuesta a lo largo del camino.
Tengo sed de ti, de tu pan y de tu palabra de vida;
tengo sed de ti, de la verdad de tu evangelio;
tengo sed de ti, el único que puede saciar mi sed.
Dame, Señor, de tu agua. para que nunca más vuelva a tener sed.
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