Una fragilidad habitada

En ocasiones nos sentimos frágiles, incapaces, con pocos talentos para asumir en nuestra vida el proyecto de Dios. Ante este abismo, San Ignacio nos invita en la contemplación de la Encarnación [Ej 101-109] a contemplar la actitud y la mirada de Dios hacia toda la humanidad, hacia mi persona y mi fragilidad. Viendo la fragilidad del recién nacido en el pesebre estamos llamados a contemplar nuestra propia pequeñez y a “Sentir y gustar internamente el amor de Dios”, que nos llama para más amarle y seguirle desde lo pequeño y frágil que somos. No tengamos miedo ni queramos ser lo que no somos.

También en ocasiones, la vida nos voltea y cambia en cuestión de segundos sin haberlo previsto ni haberlo deseado. Es entonces, en esos momentos inesperados en los que nos visitan el sufrimiento y la perdida de la salud; las preguntas, los temores e inquietudes… cuando nos hacemos más conscientes de quiénes somos verdaderamente y de que la vida no está en nuestras manos; pasamos a vivir desde la pasividad porque estamos en manos de “otros” que nos cuidan y velan por nosotros. También estamos en manos de “Otro” que nos cuida y acompaña en todo momento, aunque esta segunda parte nos suele costar más tiempo.

Lo más curioso es que podemos seguir confiando y podemos preguntarnos el para qué de lo acontecido y seguimos confiando. Y lo podemos descubrir porque lo sentimos en lo más profundo de nosotros mismos. Cada uno lo puede vivir de un modo diferente. Pero uno de los modos es saber interiormente que el Señor nos está hablando a través de… y quizá nos está dando una llamada de atención para parar, para preguntar, para saborear la vida, las personas, la comunidad, los espacios verdes, para vivir y percibir la realidad de otro modo, para respirar con más calma, con mayor capacidad y más sabiduría.

Porque algo nuevo brota desde el corazón, “Algo nuevo está brotando” en nuestro ser interior y desde la espiritualidad ignaciana, algo nuevo florece en nuestro acontecer diario para vivir más desde nuestro centro y salir a las afueras entregando lo mejor que llevamos dentro de nosotros.

         

Isabel Muruzábal

Equipo Misión Espiritualidad CVX-E

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