VI DOMINGO del TIEMPO ORDINARIO

Del Evangelio de Marcos 1,40-45

Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
Orar en Domingo:
Que el Señor tienda su mano y nos limpie, por José María Maruri sj
Sentir lástima, ser compasivos, por Fray Marcos
¿Y tú, qué quieres?, por Javier Leoz
El leproso, un maestro de Jesús, por XP
Amigo de los excluidos, por JAP
Compasión, por Enrique Martínez Lozano
Jesús, impuro, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
Déjate curar, por Ángel Moreno de Buenafuente
Si quieres puedes limpiarme mi enfermedad, por Hermánn Rodríguez Osorio sj

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