Todos tenemos la experiencia de haber vivido en los distintos grupos a los que pertenecemos (amigos, trabajo, familia) tensiones que pueden poner en peligro la continuidad de las relaciones.

A menudo nos encontramos con actitudes como no dejar que los otros se expresen libremente, tratar de acaparar la conversación, expresar opiniones como si nuestras ideas fueran las únicas y más importantes, en ocasiones nos creemos en posesión de la verdad o mostramos una actitud prepotente que genera el rechazo de los otros.

Si las tensiones dentro del grupo fueran un hecho puntual, no sería preocupante, pero si esas actitudes se mantienen en el tiempo, se pueden generar heridas que pueden poner en peligro la continuidad de la relación entre los miembros. 

Para curar las heridas y superar los conflictos, necesitamos una actitud de humildad por parte de todos los integrantes; dando un paso atrás, reconociendo que todos somos, de alguna manera, culpables de la situación generada.

Para restablecer la armonía dentro del grupo, sería necesario encontrar espacios donde todos se sientan acogidos como son, con sus singularidades. Donde sientan que sus opiniones son tenidas en cuenta a la hora de resolver los asuntos que les afectan y sientan que tienen un propósito común que va más allá de sus intereses particulares.

¿Cómo es mi actitud en los grupos a los que pertenezco?¿Estoy dispuesto a abrirme al otro, respetar visiones/opiniones/actitudes/modos de pensar distintos a los míos?