“Economía de Francisco: una economía profética para tiempos convulsos”

Por Marta Pedrajas Herrero

La dignidad de las personas, la lucha contra la pobreza y la desigualdad, el cuidado del planeta, la generación de prosperidad compartida, el logro de la paz, la fraternidad, el desarrollo como libertad… han sido siempre desafíos históricos de la humanidad. Antes del 2020, el mundo estaba en una senda de desarrollo y de bienestar que, si bien no alcanzaba a todas las personas, suponía un plan compartido y una esperanza de estar en el camino adecuado del progreso. Es cierto que había conciencia de que la globalización necesitaba mejoras y sabíamos que teníamos que afrontar el cambio climático y las migraciones, los conflictos… pero gozábamos de cierto bienestar. La pandemia, primero, y luego la guerra de Ucrania nos han puesto frente a nuestras propias vulnerabilidades y han venido a demostrar que la situación en la que estábamos se encontraba, en realidad, construida sobre falsas seguridades.

Aumento de la pobreza y el hambre

Como consecuencia de todo ello, estamos en un momento histórico donde la pobreza extrema ha aumentado por primera vez en veinte años. En 2022 se estima que entre 75 y 95 millones de personas más habrán recaído en la pobreza, alcanzando una cifra de casi 676 millones de personas. La medida de pobreza multidimensional recientemente publicada, sitúa la cifra en 1.200 millones de personas pobres en el mundo. El hambre ha aumentado en 150 millones de personas en los últimos dos años (teniendo en cuenta que ya estaba en un ligero aumento desde 2014), casi 2.300 millones de personas en el mundo sufren inseguridad alimentaria media o severa en el mundo. Y así un largo y dramático etcétera.

Las sombras de un mundo cerrado

El Papa Francisco describe en Fratelli Tutti esta situación como “las sombras de un mundo cerrado”, acompañando el análisis económico y social con una visión antropológica y ética mucho más profunda. Así, no sólo hay una denuncia de la pobreza extrema, sino que cada vez hay un mayor número de descartados, que la globalización de la indiferencia se va imponiendo y que cada vez hay más personas que se quedan atrás (las personas mayores, los no nacidos, las personas con discapacidad, mujeres, niños, jóvenes sin empleo y, por tanto, sin esperanza, migrantes, refugiados, etc.). Además, estamos ante la falta de proyectos comunes, donde cada vez hay más aislamiento, nacionalismos y conflictos; las luchas del pasado se reavivan. Los derechos humanos no son suficientemente universales y en muchos lugares se impone el miedo y el conflicto. Se reconocen aspectos positivos de la globalización, pero a la vez va sin rumbo… hay un deterioro de la ética, de los valores espirituales y del sentido de la responsabilidad. En general, hay sensación de frustración y de pérdida de la cultura del Encuentro.

Los problemas globales requieren soluciones globales

Y es en este momento histórico, lleno de incertidumbre, de inseguridades, de heridas… donde surge la Economía de Francisco, que se inicia con una llamada del Papa a los jóvenes de hoy para dar un nuevo alma a la Economía. El Papa llama a profundizar en el diálogo fe y economía y a proponer a los jóvenes economistas, empresarios y agentes de cambio, propuestas concretas, alternativas reales que puedan dar otra respuesta a las turbulencias del mundo de hoy, empezando por las económicas.

Esta invitación surgió en 2019. Poco después estalló la pandemia y se impuso el aislamiento, pero se aprovechó el momentum online global para constituirse en un gran movimiento, una comunidad estructurada en 12 aldeas donde los jóvenes movidos por el corazón y la inteligencia, se han ido constituyendo en profetas de una nueva economía. Así se ha ido desarrollando el diálogo entre principios técnicos y valores morales, en torno a estas aldeas denominadas con nombres tan sugerentes como finanzas y humanidad, agricultura y justicia, energía y pobreza, mujeres para la economía, empresas en transición, empresas y paz, estilos de vida, desigualdades, trabajo y cuidado, política y felicidad, vocación y beneficio, gestión y don. Además, se constituyeron redes locales, regionales y nacionales, lo que permitió aterrizar las ideas a la realidad concreta de la vida.

Los pilares de la Economía de Francisco


Los pilares de la nueva propuesta de Economía de Francisco se podrían resumir en tres: 1) la espiritualidad de San Francisco de Asís, situando a los pobres y el cuidado de la creación en el centro; 2) los principios de la doctrina social de la Iglesia: el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación, la solidaridad y la caridad; y 3) el liderazgo del Papa Francisco, como líder de esos valores, que él propone y no impone, que suscita con su ejemplo, acción y compromiso. Con estos tres pilares sólidos, los jóvenes han respondido a la llamada. Y han consolidado una propuesta de economía profética, que no es utópica, que es real, que anhela el cambio, que sitúa a las personas en el centro, que cuida de la creación y que aspira a la paz.

¿Y en qué se concreta? Los primeros frutos los hemos visto en el encuentro global de septiembre de 2022 celebrado en Asís. Este encuentro ha permitido compartir proyectos solidarios, iniciativas sociales y empresariales, modelos económicos de inclusión de personas con discapacidad, cooperativas en las prisiones y un largo etcétera que fueron presentadas al Santo Padre para mostrar el trabajo de los jóvenes como respuesta a su llamada.

Las palabras del Papa Francisco durante el evento fueron el mensaje que marca las líneas futuras de trabajo, indicando tres ejes de acción.

  • Mirar la economía con los ojos de los pobres: “Mejoraréis la economía si miráis las cosas desde la perspectiva de las víctimas y de los descartados”. Para ello, es necesario conocerlos, ser sus amigos, mirarles a los ojos, tocarlos, compartir su vida, solo así se tomarán decisiones que no producen descartes, sino que llevan a compartir ya el Reino de Dios.
  • No olvidarse del mundo del trabajo y de los trabajadores. No se trata sólo de estudiar, de planificar, de ser solidarios. Se trata de valorar todo trabajo, también el trabajo “de las manos”, sobre todo de los jóvenes, hacer que su trabajo sea remunerado para que les permita pasar a ser adultos. Por ende, crear trabajo, buen trabajo y trabajo para todos.
  • Encarnación, unir la cabeza, el corazón y las manos y pasar de la idea a la acción, encarnar las mejores ideas y hacer los valores operativos. “Las ideas solas se enferman y nosotros terminaremos en órbita, todos, si sólo son ideas”. Las ideas son necesarias, pero se tienen que convertir en “carne” es decir concreción, compromiso cotidiano uniendo, cabeza, corazón y manos.

Pacto por una nueva economía profética

De estos principios se pasó a un Pacto concreto, que firmaron los jóvenes con el Papa. Un pacto que sitúa las bases de la nueva economía y que nos anima a todos a comprometernos a: una economía de paz y no de guerra; una economía que asume el cuidado de la creación y no la saquea; una economía al servicio de la persona, de la familia y de la vida, respetuosa de cada mujer, hombre, niño, anciano y, sobre todo, de los más frágiles y vulnerables; una economía del cuidado y no de la indiferencia; una economía donde las piedras descartadas se convierten en “piedras angulares”; una economía que recupere el trabajo digno y seguro para todos, especialmente para las mujeres; una economía donde las finanzas se conviertan en aliadas de la economía real; una economía que sepa valorizar y preservar las culturas y tradiciones de los pueblos; una economía que combata la miseria en todas sus formas, que reduzca las desigualdades y permita decir “dichosos los pobres”; una economía guiada por la ética y abierta a la trascendencia; una economía, por fin, que cree riqueza para todos, que genere alegría y no solo bienestar, fuente de una felicidad compartida.

Creemos en esta economía. No es una utopía, porque ya la estamos construyendo”, afirmó el Papa animando a los jóvenes a la acción, con la inspiración y la intercesión de San Francisco.

Para finalizar, podríamos traer aquí las palabras del Papa en el punto 10 de Laudato Si,recordando la inspiración del santo de Asís: “Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.

Es el desafío del Papa a los jóvenes de hoy: ser profetas de una nueva economía para que en ellos se vea “hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.

Texto fruto del diálogo en el Congreso de Harambee, Roma, 2022.

Las opiniones e ideas que aparecen en los artículos publicados desde Política-mente son responsabilidad de las personas que los han escrito y, por tanto, no necesariamente coinciden con los de CVX-España como institución.

1 Comentario

  1. Deo Montesdeoca

    Gracias por compartir, me parece muy interesante, se piensa en algún foro de trabajo para compartir?, o jornada de trabajo formativo?.

    Responder

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