Hombres y mujeres políticos para los demás. El compromiso cívico en clave ignaciana

Por Víctor Vega Vicente. Comunidad Padre Arrupe, Madrid

“Los buenos católicos se entrometen en la política, ofreciendo lo mejor de sí mismos. Alguno me dirá ‘pero no es fácil’. Tampoco es fácil llegar a ser sacerdote. No son cosas fáciles porque la vida no es fácil. La política, en ocasiones, es demasiado sucia, pero yo me pregunto: ¿por qué es sucia? ¿por qué los cristianos no se han involucrado con su espíritu evangélico? La política, según la Doctrina Social de la Iglesia, es una de las formas más altas de caridad, porque sirve al bien común. No puedo lavarme las manos, ¿eh? ¡Todos tenemos que dar algo!” Estas palabras expresadas con tanta espontaneidad y que pueden sonar contraculturales, las pronunció el Papa Francisco durante una homilía en 2013. Y parece que las sigue teniendo muy presentes, porque en la reciente Fratelli Tutti nos decía lo siguiente: “Porque un individuo puede ayudar a una persona necesitada, pero cuando se une a otros para generar procesos sociales de fraternidad y de justicia para todos, entra en el campo de la más amplia caridad, la caridad política”.

Hombres y mujeres para los demás

La expresión “hombres y mujeres para los demás” posiblemente la hayamos oído en más de una ocasión. Lo destacable es que para cada uno de nosotros puede tener un significado distinto o, mejor dicho, puede hacernos pensar en nuestra misión en la vida con respecto a los que nos rodean y, por tanto, será única y personal. La utilizó por primera vez el P. Pedro Arrupe en 1973 en un discurso dirigido a antiguos alumnos de colegios jesuitas y lo hizo refiriéndose a una misión concreta: la búsqueda de la justicia. Para él, los “hombres y mujeres para los demás” se caracterizan por su disposición a prestar atención a las injusticias que nos rodean y a desarrollar una firme convicción por ser agentes de cambio dentro de la sociedad; no sólo quedarnos en resistir contra estructuras y pactos injustos, sino comprometiéndonos activamente a reformarlos. A medida que respondemos a la llamada a ser agentes de cambio, inevitablemente seremos conducidos al espacio público para participar en el complicado y urgente trabajo de la política. A través del compromiso político y cívico podemos usar nuestras voces para abogar por la transformación de las estructuras sociales que están empañadas por problemas como las desigualdades económicas y de otros tipos, el racismo, la violencia, el sexismo, el nativismo, la degradación ambiental o los ataques a la vida y a la dignidad humana.

¿Qué entendemos por política?

Cuando hablamos de política la identificamos generalmente con los partidos políticos, la labor parlamentaria y los distintos ámbitos de poder del estado. Esto es, nos referimos a la política institucional o a una participación directa. Sin embargo, tanto el Papa Francisco como sus predecesores, así como la propia Doctrina Social de la Iglesia se han referido a ella a través de una definición más amplia. La participación política sería cualquier acción realizada por un individuo o grupo con la finalidad de incidir de una u otra forma en los asuntos públicos. Esta participación podrá ser más directa o menos directa.

Partir de esta perspectiva amplia de la política puede animarnos a involucrarnos de distintas formas en ámbitos del espacio público, bien sea de forma colectiva a través de organizaciones sociales, asociaciones, partidos políticos, sindicatos, comunidades, ONGs, instituciones públicas, etc o bien de forma individual como puede ser en nuestro trabajo, en redes sociales, firmando una petición, enviando una carta al periódico o asistiendo a una manifestación. La invitación está más bien dirigida a que esta participación sea consciente y nazca de una reflexión.

Algunas claves desde la sensibilidad ignaciana

Para pasar a la acción es bueno empezar previamente por la contemplación. Contemplar supone observar la realidad para descubrir esas estructuras injustas que causan sufrimiento. La contemplación en oración de nuestro contexto puede ser el inicio de nuestra reflexión sobre la participación política.

Un buen ejercicio y desafío espiritual que se puede practicar es el desapego provisional a nuestros propios puntos de vista políticos e ideológicos, con el fin de poder ponernos en los zapatos de otras personas. Algo en esta línea ya lo planteó Ignacio de Loyola cuando se refería a “estar más dispuesto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla” (recomendaba, tanto al que da los ejercicios espirituales como al que los recibe, mantener una postura abierta para acoger bien las opiniones ajenas). El desapego conlleva tratar de ponerse en el lugar de aquellos que tienen opiniones muy diferentes a las nuestras y comprender sus motivaciones y su visión del mundo. De esta forma podemos encontrar un terreno común, algo tan importante en esta era tan polarizada.

El ejercicio de la política tendría que tener lugar a partir de la cercanía con quienes están al margen de la sociedad. Supone asumir lo que Francisco denomina la “cultura del encuentro”, que invita a aquellos con poder y privilegios a cruzar fronteras y construir relaciones con personas empujadas a la marginación. Y yendo un paso más allá, el verdadero acompañamiento a los excluidos implicará asegurarse de que las personas afectadas por la injusticia puedan usar sus propias voces para proponer y trabajar en busca de soluciones.

Las decisiones difíciles en la vida cívica requieren discernimiento. No se necesita el discernimiento para las decisiones que tienen claramente opciones buenas y malas, pero la vida política está dominada por juicios que no son tan sencillos o en los que hay zonas grises.

Para Reflexionar

  • ¿Pienso en la política como una de las más altas formas de caridad? ¿Por qué sí o por qué no?
  • ¿Cómo estas ideas se pueden aplicar en mis propios contextos?
  • ¿Cómo podría la espiritualidad y el discernimiento ignacianos guiar mi participación en la vida cívica? ¿Podría mi compromiso cívico, a su vez, convertirse en parte de mi oración?
  • ¿Estoy realmente abierto a la posibilidad de que algunos de mis puntos de vista no estén perfectamente en línea con el Evangelio? ¿Cómo puedo ser más abierto y, al mismo tiempo, seguir comprometido con los principios y valores fundamentales?

“Sin duda ninguna el amor cristiano supone vendar las heridas de quienes han caído en manos de ladrones y se desangran al borde del camino. Pero el deber de los cristianos es también evitar que los hombres inocentes nunca más caigan en manos de ladrones”

Pedro Arrupe

Enlaces de interés

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15 Comentarios

  1. María Cancelo

    Desde el equipo de sociopolítica os damos la bienvenida a este espacio, esperamos que os sirva para la reflexión, discernimiento y acción personal y comunitaria.
    Os animamos a participar activamente tanto en los comentarios como en el envío de artículos si alguno se lanza a escribir en esta línea.
    Un saludo y gracias a todos los que estais colaborando para que este proyecto pueda salir adelante.

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  2. Gerardo Molpeceres

    Gracias por la entrada y la interesante iniciativa. Estoy especialmente preocupado por la polarización ideológica y creo que tenemos el reto de tender puentes y establecer canales de diálogo.

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    • Víctor Vega

      Hola Gerardo, efectivamente la polarización ideológica es un tema preocupante últimamente y que se ve tanto en nuestro país, como en otros (Estados Unidos, por ejemplo). Teníamos ya previamente esa idea en la cabeza y nos gustaría que se plasme en alguno de los siguientes artículos. Muchas gracias por comentar, un saludo!

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  3. Alfonso Salgado

    Genial iniciativo y muy muy buen artículo para comenzar.
    ¡Graciasssssssss!

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    • Víctor Vega

      Muchas gracias, Alfonso. Esperamos que sea un espacio abierto a la participación y que genere reflexión, que posteriormente se plasme en acción de una u otra forma. Un saludo!

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  4. JOSÉ ANTONIO SUFFO

    Gracias por la iniciativa. Felicidades por este primer articulo. Son momentos de reconocer a los “extraños morales”. Ánimo y a seguir. El Señor os bendiga.

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    • Víctor Vega

      José Antonio, muchas gracias. Otro enfoque interesante sobre cómo ver al otro, el hacerlo a través de los “extraños morales”. Un saludo!

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  5. Javier luna

    Gracias por vuestro servicio y trabajo

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    • Víctor Vega

      Gracias, Javier. Esperamos que sea un espacio del que salgan cosas buenas. Un saludo!

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  6. Beatriz Blesa

    Enormes gracias por la iniciativa y gracias también por este reconocimiento de la labor política institucional en la que están comprometidos compañeros y compañeras y por invitarnos a estar implicados personalmente como parte de nuestra opción de fe.

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    • Víctor Vega

      Muchas gracias, Beatriz, por tus palabras. Efectivamente, un ámbito muy importante de la participación política pasa por la labor institucional, que se puede decir es uno de los últimos eslabones de la cadena que comienza desde las demandas de los ciudadanos y de la sociedad civil. Esperamos que sea un espacio de reflexión abierto y plural. Un saludo!

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  7. Pablo Font Oporto

    Hola, como veo varios comentarios al respecto, os comento que desde CVX-España y Cristianisme i Justicia estamos impulsando un grupo de escucha sobre polarización política en una coyuntura de crisis solapadas.
    Os iremos informando

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    • Víctor Vega

      Como indica Pablo, se está poniendo en marcha este grupo de escucha que trata de aportar algo de luz en estos tiempos de alta polarización política y que está afectando a la convivencia.

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  8. Belén López Viñas

    Gracias por este servicio, esperemos que más allá de un espacio de reflexión, sea motor para movilizar nuestras conciencias y nos ayude a liberarnos de miedos para implicarnos en la comunidad.

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    • Víctor Vega

      Muchas gracias, Belén, por tu comentario. Como señalas, confiamos en generar este espacio de reflexión, pero que no se quede ahí y nos mueva a la acción ya sea en la propia Comunidad y también en otros ámbitos. Un saludo!

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