Dia 4. 70 años de CVX. Una contemplación del itinerario de la comunidad

 

Magdalena de México comparte una contemplación sobre los 70 años de itinerario de CVX desde 1948. Ella nació en 1936 y estuvo en la transición de las Congregaciones Marianas a CVX. Desde entonces ha estado durante años en los núcleos de gobernanza de la CVX mundial. Es una mexicana llena de energía, vitalidad y fuerza.

Arrupe decía a la CVX que en Oriente el cambio de nombre supone un cambio profundo. Cambiar de Congregaciones Marianas a CVX era crucial. Las CCMM fueron llamadas a salir de su tierra, a peregrinar a una nueva forma de estar en el mundo. Le llevó a cambiar su nombre como Abraham y como a Abram el Señor les dio un nuevo nombre: Abraham. El padre Arrupe creía que ese cambio de nombre fue un don como el de Abraham. Desde la experiencia de Abraham se entiende la historia de CVX. Toda historia comienza por un sueño, una utopía. El sueño de Abraham es el cumplimiento de una promesa que culmine toda la vida.

Como Abraham, la intuición de Arrupe y los laicos ignacianos, ha llevado a la Multiplicación en un pueblo de gente de todas las naciones.

Las CCMM comenzaron su camino de transición como Abraham, sin saber exactamente a donde ir. Más que una ciudad se nos dio un camino. No un lugar donde quedarnos y protegernos sino un modo de caminar en el mundo. En 1948, tras los horrores de la II Guerra Mundial, en el tiempo de Lola promulgación de los Derechos Humanos y la Fundación de la ONU, UNESCO, etc., el Papa pidió a las CCMM que se renovaran radicalmente para el nuevo mundo.

En Roma hubo una primera asamblea de refundación. Buscamos un nuevo Principio y Fundamento. El Vaticano II fue una reconversión del corazón de las CCMM  y llevó a otra profundidad. Roma 1967 fue la refundación. La Asamblea formuló el gran marco: una asamblea llena de dinamismo, días llenos de Espíritu y acción, de amor entre la gente, de unidad en la diversidad. Roma 1967 fue el momentos una nueva alianza como Abraham con Dios en el mundo: nuevos principios, nuevo nombre CVX y una misión renovada llamada a la Justicia.

Del entusiasmo de Roma 1967 pasamos a la prueba de fuego. En Santo Domingo fuimos tentados por el mal espíritu. El tema era la crisis de la Iglesia y esa crisis se vivió en la Asamblea: delegaciones que abandonaron la asamblea, fuertes enfrentamientos. Pero al final dio claridad: los Ejercicios son la experiencia base de todo CVX. La base no era una especial misión ni un enfoque político sino integrarlo todo en Dios a través del método de los EE. La desolación nos dio claridad sobre lo esencial. Eso llevó a que hubiera una revolución en el cómo, en el modo de proceder, en el cómo caminar. Como Abraham: no era una tierra concreta ni una dirección única sino un modo de peregrinar, un modo de caminar con todos y para todos.

Loyola 1986 estuvo enfocada totalmente a la misión. La CVX tenía un modo propio de vida laica y éramos llamados a colocarnos a la misión. Ya estábamos dirigidos a la misión, a amar y servir en todo.

En Itaici se identificaron 3 prioridades de misión para impulsarlas como un sólo cuerpo. La idea de un sólo cuerpo apostólico  fue el don de Nairobi. En Fatima formulamos nuestra presencia como profética y en Líbano comprendimos las 4 prioridades como fronteras: juventud, pobreza, familia y ecología.

En este camino como en la peregrinación de Abraham, ha habido tentaciones y sacrificios. Una tentación fuerte ha estado alrededor de los EE: no darle centralidad, creer que los laicos no tenían sujeto para hacerlos completos, creer que hacerlos creaba un grupo de “gente superior”, creer que son una piedad que no parte ni lleva al servicio radical…

Otra moción clave en estos años es vivir a Cristo pobre con y junto los pobres. Se vivió en Manila, Nairobi y también ayer en Buenos Aires. Pero también hay aquí una tentacion: elitismo, incapacidad para que en los ambientes vulnerables haya CVX. Ahí nos quedamos en el “para” los pobres y no el con y junto los pobres. Este desafío es crucial: que en las personas en riesgo formen parte de las CVX como compañeros en nuestra comunidad mundial. Ayer en la parroquia de San Miguel pudimos contemplar una comunidad de CVX de jóvenes del propio barrio pobre con, junto y para sus vecinos.

Debemos ponernos en los lugares de las personas vulnerables para compartir nuestras comunidades. Esta es una prioridad que nos llevará a transformarnos desde nuestro propio corazón.
Los pobres y vulnerables no deben ser solo un hacer sino parte de nuestro ser, parte de nuestro cuerpo.

Este tiempo hemos aprendido también a encontrar cada vez mejor el camino de Dios. El DEAE ha sido una gran brújula. Diakonia es también otra evolución  positiva del modo de proceder.

El nuevo nombre que Dios nos dio hace 50 años implica comunidad, misión e identidad: comunidad, vida, cristiana. Comunidad con Jesús que nos hace y une compañeros. Vida, la misión de dar vida. Cristiana, por ser Iglesia, el mundo transformado en el cuerpo y resurrección de Cristo.

La comunidad no es meta sino medio. Nos falta poner especial cuidado a la formación y acompañamiento a las nuevas personas que llegan a CVX para que conformen su vida al estilo de los EE.

Otra treta del mal espíritu es quedarnos sólo en planes, deseos, no organizarnos de forma eficaz, no ser creativos ni realmente transformativos, sino quedarnos en los medios como fines.

CVX es una de las grandes intuiciones del padre Arrupe. Magdalena expresa un especial agradecimiento a la Compañía por todos estos años de liderazgo, servicio, acompañamiento y amistad. ¡Cierto!

Esta asamblea Buenos Aires se vive bajo el extraordinario impacto del Papa Francisco, quien también salió de su tierra lejana y cambió su nombre. Estamos en una nueva época de kairós. Llegamos a Buenos Aires para renovarnos desde este kairós en donde empezó todo, en el barrio pobre de San Miguel.

Todo fue posible por una mujer, María y siguiendo su camino por los montes llegamos caminando por todo el planeta hasta aquí. Hoy como Abraham queremos entregarlo todo, en libertad, buscamos y deseamos multiplicar la bendición de Dios, ser una bendición para todos.

Magdalena termina. Es la mayor entre todos nosotros. Ha entregado toda una vida a la CVX y nosotros queremos entregar toda la vida que tenemos entre manos. Los más jóvenes de la Asamblea, de CVX Nicaragua, le entregan un ramo se flores. Simboliza la transmisión intergeneracional de la

CVX de Abraham a la CVX de Isaac, 50 años después. Toda la asamblea se pone en pie a aplaudir en reconocimiento pero también comprometidos con esa transmisión.

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