Del Evangelio de LUCAS
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
– Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino le dijo uno:
– Te seguiré a donde vayas.
Jesús le respondió:
– Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nido, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
– Sígueme.
Él respondió:
– Déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó:
– Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:
– Te seguiré, Señor, pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:
– El que echa la mano al arado y sigue mirando atrás. no vale para el Reino de Dios.
Orar en Domingo:
– ¿En qué te puedo echar una manos, Señor?, por José María Maruri sj
– ¿Y si no nos reciben?, por Javier Leoz
– Sin instalarse ni mirar atrás, por JAP
– Jesús es exigente, pero no intransigente con el que no sigue, por Fray Marcos
– El que pierde, gana, por Enrique Martínez Lozano
– La exigencia del reino, por José Enrique Galarreta sj
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