DOMINGO XXXI del TIEMPO ORDINARIO

Del Evangelio de Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo:
En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.
Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan la franja del manto: les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencia por la calle y que la gente les llame “maestro”.
Vosotros en cambio, no os dejéis llamar “maestro”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro padre, el del cielo.
No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.
Orar en Domingo:
No llaméis a nadie “padre”, por Fray Marcos
En actitud de conversión, por JAP
“… Ellos dicen una cosa y hacen otra”, por Hermann Rodríguez Osorio sj
Un evangelio anticlerical, por Enrique Martínez Lozano
Jesús se muestra anticlerical, por José María Maruri sj
Lo primero y lo último, por José Enrique Ruiz de Galarreta sj
¿Cómo llevamos lo que creemos?, por Javier Leoz
Como niños en brazos de su madre, por Ángel Moreno de Buenafuente

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