El ALFARERO

Levántate, ve al taller del alfarero
que allí mismo te hablaré
y en silencio al corazón
con palabras sin voz
que mejor entiendas.
Bajé, y junto al torno
trabajaba una vasija
que en sus manos se rompió
y Él volvió a empezar
como le pareció
un chachrro nuevo.
Haz de mí Señor
lo que tú quieras
soy barro que modelas con amor,
arcilla y arena,
obra de tus manos
tue entraña creadora
me pensó.
Renacer, del sueño del artista,
reswurgir de las cenizas
sin doblez el alma,
sin heridas la esperanza
y volver a empezar.
Reescribir,
con renglones torcidos,
un camino decidido
y ahora a tu manera
transformar lo que fuera en canción que vendrá.

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