JON CORTINA, un JESUITA en la FRONTERA

Jon Cortina fue uno de los precursores de la reflexión de la Compañía de Jesús que, liderada por Pedro Arrupe en la Congregación General 32 en 1975, actualizaba su misión para definirla como el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta”. Esta definición fue, a la vez, una concreción del ConcilioVaticano II y una encarnación de la doctrina social de la Iglesia, tan profética y, a la vez, olvidada. Dicha formulación recogía el testimonio del compromiso profundo de muchos jesuitas como Jon Cortina, que han ofrecido y ofrecen su vida en todo el mundo en favor de millones de personas excluidas de la posibilidad de una vida digna.
Como el mismo Arrupe pronosticó, esta opción trajo enemistad de los poderes establecidos, incomprensión,… y muerte. Más de 40 jesuitas y muchos compañeros de camino han sido asesinados desde 1975 por ser fieles a esta misión.
En 1989, el padre Jon Cortina vivió de cerca el trágico final de seis compañeros jesuitas y dos compañeras laicas a manos de grupos del ejército. Jon Cortina, que vivía entre las comunidades campesinas de Chalatenango, pasaba temporadas con los compañeros en el campus de la Universidad Centroamericana. Tuvimos suerte, al menos él nos acompañó durante 15 años más.
Pero la opción por los pobres ha traído mucha vida también. La cercanía de las personas pobres y excluidas – reflexiona la Compañía veinte años después- “nos ha traído un regalo de Dios maravilloso […]
Nos hemos sentido enormemente enriquecidos al abrir nuestros corazones y nuestras mismas vidas a los gozos y esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, especialmente de los pobres y afligidos”.

Publicado por Jose Ignacio Eguizábal. Enviado por Eduardo Escobés cvx.

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