Por Blanca Gracia. Equipo Misión Joven CVX-E
El fin de semana del 4 al 6 de marzo se celebró el Macro encuentro MAG+S.
Más de 250 jóvenes y acompañantes de toda España se juntaron en Loyola para “𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐢𝐠𝐧𝐚𝐜𝐢𝐚𝐧𝐚” este fin de semana, tal como decía el lema del Macro encuentro.
Desde CVX acudieron algunos jóvenes de las comunidades de Madrid y Pamplona, y del Equipo de Misión Joven. Durante el encuentro hubo momentos de oración, de compartir en grupo pequeño así como de hacer talleres sobre herramientas ignacianas.
La espiritualidad ignaciana ha trascendido a diferentes carismas, congregaciones y comunidades de laicos que han recogido el testimonio de una historia que empezó hace 500 años y durante ese fin de semana lo vivimos intensamente.
Comenzamos el viernes con una llegada por goteo desde diferentes puntos de la geografía española, enseguida llegó la cena y el examen ignaciano que nos ayudó a repasar la semana y prepararnos para vivir lo que nos esperaba. Durante la mañana del sábado acudimos a diferentes testimonios vivenciales de jóvenes que participaban en el Macro encuentro y por la tarde una serie de talleres sobre herramientas ignacianas (examen ignaciano, discernimiento y contemplación). Todo esto acompañado de diferentes momentos de compartir en grupo pequeño, que a pesar de conformarlo personas de muy diferentes procedencias y comunidades; se notaba en el ambiente la calidez y la cercanía, de conocer todos la espiritualidad ignaciana.
Por la noche hubo también momento para la distensión, con un festival en el que los jóvenes de las diferentes comunidades prepararon actuaciones de todo tipo , canciones, concursos, humor… todo muy “a la ignaciana”. Pudimos recoger el día con un examen del día en la Basílica, tras dejar de llover por la noche se disfrutaba de una preciosa vista de la basílica iluminada.
A la mañana siguiente, tras la oración de la mañana; pudimos disfrutar un rato de fe y ecología, con un tiempo de oración individual contemplando la naturaleza del entorno. Hubo quienes sacaron tiempo y piernas para subir a la capilla de la Conversión, donde siempre se puede disfrutar de un momento de silencia, disfrutando de las vistas de la basílica y el valle.
Tras esto, ya comenzaban a salir algunos autobuses y aviones, tuvimos asamblea general , luego la comida y el momento de las despedidas. ¿Cómo puede ser que habiendo compartido solo 2 días con algunas personas, sientas esa conexión especial que te hace detenerte a decirte adiós y quedarte con ganas de seguir hablando, compartiendo y rezando juntos? ¿𝐍𝐨 𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐚𝐥𝐠𝐨 𝐦𝐮𝐲 𝐜𝐞𝐫𝐜𝐚𝐧𝐨 𝐚 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐛𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐢́𝐩𝐮𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐉𝐞𝐬𝐮́𝐬 𝐡𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐮𝐜𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨?
No os engaño si os cuento que la sensación que se notaba en el ambiente era de fraternidad, ánimo y muchas ganas de seguir descubriendo lo que Dios nos tiene preparado para cada uno de nosotros en nuestra vida diaria.
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