La Pascua en Salamanca

Me acerqué a la Pascua de Salamanca por primera vez allá por el año 2017. Mis hijos eran aún pequeños y, como familia joven, nos resultaba especialmente atractivo gozar de un espacio donde los adultos pudiésemos compartir oración y comunidad, a la vez que los niños vivían su propia Pascua junto a otros niños y niñas de su edad. Además, pertenecemos a la comunidad CVX en Salamanca, que desde el año 2010 la organiza en colaboración con la parroquia de El Milagro de San José, la Compañía de Jesús y, en algunas ocasiones, las Hijas de Jesús.

La Pascua de Salamanca surgió como iniciativa del párroco que tenía en aquel momento un doble objetivo: acompañar a los miembros de la Comunidad de Jóvenes en su proceso y animar, y también acompañar, la vida parroquial durante los días del Triduo Pascual.

Surgió, pues, como una pascua juvenil y universitaria que, al igual que los que en ella participaban, ha ido creciendo hasta convertirse en una experiencia para jóvenes profesionales y familias jóvenes, con y sin hijos.

Volviendo a la experiencia personal, nuestra participación en la Pascua de Salamanca no surgió por una simple conveniencia geográfica. Nos interesó porque esta Pascua está dirigida a jóvenes adultos y familias con niños, dos colectivos que a veces están un poco “olvidados” en las propuestas pastorales de la Iglesia, pero que merecen ser acompañados en sus procesos vitales y necesitan, igualmente, de espacios que faciliten la convivencia comunitaria y el crecimiento espiritual.

Habiendo vivido ambos lados de esta experiencia, puedo decir que ha sido un enorme regalo ver cómo ha surgido una auténtica comunidad de hermanos y hermanas en el Señor, tanto entre los participantes como entre los voluntarios. Por un lado, hay participantes que “repiten” todos los años, y estos veteranos han invitado a otros a conocer y vivir esta experiencia. Aquí han hallado un espacio acogedor donde cada uno tiene un sitio en la mesa y donde se ven reflejadas las diversas realidades de la Iglesia y del mundo. Desde sus inicios la Pascua de Salamanca siente una especial llamada a abrir sus puertas a todos los que buscan, haciendo realidad el deseo de ser una Iglesia inclusiva. Migrantes, familias LGTBI, personas que han sufrido procesos de ruptura, familias monoparentales… todos encuentran su lugar en la Pascua de Salamanca.

También hay que hacer mención a quienes ofrecen su tiempo colaborando como voluntarios -miembros de la Parroquia y de CVX en Salamanca-, que acompañan desde la cocina o la pascua infantil a los casi 100 adultos y niños que disfrutan de este evento. Todo esto para que quienes participan, puedan crecer en su camino espiritual.

En definitiva, a lo largo de estos años ha sido un placer participar y colaborar en la organización de la Pascua de Salamanca, descubriendo que el acompañamiento no solo lo recibe el acompañado, sino también el acompañante.

Gloria González. CVX Equipo de Misión Joven

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