RezandoVoy: en unión de espíritus

Por Felix Cuadrado Basas, Sinclair. CVX en Valladolid

 

Cuando me he sentado a escribir este artículo para Acompañ-arte me he quedado un rato pensando ¿por dónde empiezo? ¿Cómo cuento –otra vez– lo que tantas veces he explicado? Y me acuerdo de un correo que acabamos de recibir esta misma mañana. Que la manera de empezar sea escuchar un testimonio:

«Rezandovoy me ha dado el mayor regalo al poder oír todos los días la Palabra de Dios, sus reflexiones tan inspiradas por el Espíritu Santo, sus canciones. Son alimento para mi vida confundida, con tantas preguntas, tan necesitada de un nuevo corazón que agrade a mi Padre bueno, a mi Jesús Misericordioso, al Espíritu Santo dulce huésped de mi alma y a mi Madre Santísima.»

Este párrafo explica mejor que mil sesudas consideraciones qué es y cómo llega Rezandovoy. A diario, cientos de miles de personas de todo el mundo escuchan la oración que se propone en la web www.rezandovoy.org o en la aplicación para dispositivos móviles. Y cada una de ellas la recibe de un modo distinto según su experiencia, su espiritualidad o su momento vital. Esa es una de las riquezas de este modo de hacer oración. De inspiración ignaciana, sí, pero abierto para que ayude a muchas personas de muy distintas sensibilidades a acercarse al buen Dios de Jesús.

Esa diversidad con que se reciben las oraciones tiene su reflejo en el equipo de colaboradores que las crea. Y ahí está otra de las riquezas de Rezandovoy. Casi cincuenta voluntarios de todo tipo (adultos o jóvenes, hombres o mujeres, laicos o consagrados) contribuyen escribiendo las reflexiones desde cualquier rincón del mundo. A estos se suman otros casi treinta colaboradores que pasan por la oficina de Valladolid para poner voz a esos textos. Hay además no pocos cantautores y grupos que prestan su música para acompañar a las oraciones. Y en cualquiera de estos tres equipos encontraréis gente de CVX, por cierto.

La propuesta diaria de oración es aparentemente sencilla: después de una invitación a frenar un poco para ponerse en presencia de Dios se escucha el texto litúrgico del día; a partir de ahí se plantean dos o tres puntos de reflexión que suelen contener preguntas abiertas –en ningún caso respuestas dirigidas–; sigue una repetición de la lectura, que es una manera de recibirla de otro modo una vez que se ha reflexionado sobre ella; y termina con un coloquio de despedida que recoge las mociones que haya dejado la oración. Todo ello acompañado de silencio, música instrumental, una canción cuidadosamente escogida, y a veces un poema-oración final.

Este esquema es probablemente una de las razones de su éxito, y ha permanecido inalterado en los once años de vida de Rezandovoy. Camino de las 4000 oraciones ya. En el momento de escribir esto (mayo de 2022) estamos grabando las oraciones del mes de septiembre, y hay reflexiones escritas hasta finales de noviembre.

Tampoco hemos descubierto nada nuevo. Es una forma de oración que bebe de la experiencia que nos dejó Ignacio. Quizá lo más llamativo es el soporte, que facilita el manejo y universaliza el acceso. Pero la Palabra es la misma.

Pero entonces ¿Se puede acompañar a través de un audio que se escribió y grabó meses atrás a miles de kilómetros del que lo recibe hoy? Mi respuesta es un rotundo ‘sí’, y el testimonio al inicio de este artículo es la prueba. Una de ellas. Porque son muchísimas las personas que se ponen en contacto con nosotros para contarnos de qué manera las oraciones les orientan el día, les acercan a la Palabra, les devuelven a una espiritualidad que tenían perdida o les ponen en marcha para intentar que venga a nosotros un poco de ese Reino que andamos construyendo.

Si no lo conoces aún, te invito a probarlo.

 

 

Las opiniones e ideas que aparecen en los artículos publicados desde Acompañ-arte son responsabilidad de las personas que los han escrito y, por tanto, no necesariamente coinciden con los de CVX-España como institución.

 

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