Por Itzíar Barandiarán Fdez. de Vega
Postulante en la Congregación de Religiosas de Jesús-María desde octubre 2022.
Miembro de CVX, compartiendo vida y misión desde 2014 en la comunidad CVX Padre
Arrupe, en Madrid.
A raíz de los Ejercicios Espirituales de diciembre de 2021, que hice con mi comunidad de CVX, comencé un proceso de discernimiento vocacional a la vida consagrada, que continúo a día de hoy como postulante en la Congregación de Religiosas de Jesús-María.
El postulantado empezó en octubre de 2022, cuando me trasladé a vivir con la Comunidad que hay en Jerez de la Frontera. Aquí estoy teniendo la oportunidad de conocer mejor la vida consagrada y la Congregación (profundizando en la vida de la fundadora, el Carisma de Jesús-María y cómo se continúa y actualiza a las necesidades de hoy), a la vez que voy ahondando en la oración personal y en el proceso de discernimiento.
Están siendo unos meses muy bonitos y muy intensos, conociendo muchas cosas diferentes a todos los niveles, en lo académico, en lo laboral, en la oración y en el conocimiento personal. Para conocer mejor la Congregación, cuya misión fundacional y mayoritaria es la educación, me propusieron realizar el máster de profesorado de Educación Secundaria y Bachillerato. Está siendo todo un reto, que me está resultando interesante y complementario también para mi vocación sanitaria.
En esta misma línea, estoy teniendo la oportunidad de colaborar en el apoyo escolar al que acuden algunos alumnos de Bachillerato de uno de los colegios de Jesús-María aquí en Jerez, y de estar de apoyo 2 días a la semana en algunas clases de Educación primaria e Infantil. Todo ello me está ayudando a entender mejor el mundo de la educación, lo cual está siendo todo un descubrimiento; es una vocación preciosa y muy importante, que merece el cuidado y atención que le dedica la Congregación.
Por otro lado, como herramientas para ayudarme en el discernimiento, además de cuidar la oración personal diaria (fundamentalmente con las lecturas del día y el examen ignaciano), estoy teniendo acompañamiento espiritual semanalmente, retiros de oración cada 2-3 meses y estoy asistiendo a unos talleres de crecimiento personal 1 vez al mes. Todo ello me está permitiendo profundizar en el proceso y avanzar con más solidez.
Desde el principio me he sentido muy afortunada de poder tener esta oportunidad, predominando en mi un sentimiento fuerte de agradecimiento, que me ha abierto a querer aprovechar bien la experiencia. A esto se suma lo acogida que me he sentido desde el inicio, tanto por la comunidad y la Congregación, como por las personas de la familia de Jesús-María que me voy encontrando por el camino en los colegios, y en las distintas actividades de formación en las que voy participando.
Además, está siendo un buen apoyo, lo cuidada y acompañada que me voy sintiendo tanto aquí en Jerez, como por mi familia, mis compañeros de comunidad y mis amigos, que aunque no todos me comprenden bien, están haciendo un esfuerzo por mostrarme su apoyo, confianza y cariño.
Todo esto me ha ido facilitando el ejercicio importante que estoy haciendo estos meses de salir de mi zona de confort: viviendo en una ciudad nueva, con una comunidad que no conocía, estando más lejos de mi familia, distanciándome de mi vida comunitaria y parroquial, dejando mi profesión habitual para conocer mejor el mundo de la educación, con el que no estaba tan familiarizada, etc.
Estos cambios y renuncias, entre otros, pueden parecer muchos así todos juntos, y pierden el sentido si se sacan del contexto. Al fin y al cabo, todos son pequeños pasos que he necesitado ir dando para poder estar estos meses más centrada en mi relación con Dios, que es lo que al final estoy buscando: tener a Dios como centro de mi vida, vivir más a su modo y así poder amarle y servirle más; porque en Dios es donde encuentro el sentido de mi vida, mi fuerza y mi sostén para vivir.
Ése es mi contexto. Y es que, si miro atrás, siento que Dios es quien me ha ido llevando suavemente de la mano durante muchos años, para poder dar ahora estos pasos con más seguridad y confianza. Me ha ido demostrando que, allí donde me lleve, si voy siguiéndole, estaré bien, y Él estará conmigo acompañándome. Aunque pueda ser difícil de expresar o de entender, es lo que verdaderamente me alienta en los esfuerzos, y me consuela en el dolor y las dificultades que van surgiendo en la vida.
Realmente, aunque este discernimiento vocacional comenzase en diciembre de 2021, ha sido un camino más largo, de varios años de trabajo paciente y constante de Dios en mi vida, de ir venciendo y deshaciendo progresivamente resistencias en mí, haciéndome más indiferente, aumentando mi confianza en Él, y abriéndome la mirada y el corazón, para poder ahora acoger mejor esta pregunta y discernimiento en mi vida.
Y en este tiempo de postulantado, ha continuado con todo ello, sin dejar de ofrecerme y mostrarme su amor, como nos lo ofrece a todos: un amor que acoge, perdona, transforma, consuela, alivia, alienta y da fuerzas; ese amor que me engancha y contagia, y me lleva a querer buscarle y encontrarle cada día.
En definitiva, están siendo unos meses muy enriquecedores, de crecimiento a muchos niveles, y que estoy viviendo como un regalo. Por eso sigo agradecida, con fuerzas e ilusión para seguirle, a dónde me lleve, sabiamente ignorante, y puesto el corazón en Él.
Las opiniones e ideas que aparecen en los artículos publicados desde Acompañ-arte son responsabilidad de las personas que los han escrito y, por tanto, no necesariamente coinciden con los de CVX-España como institución.

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