La comunidad de CVX Indalo Loyola ha disfrutado de un retiro en la casa de los jesuitas que siempre nos acogen y acompañan.

El tema principal del retiro ha sido nuestro discernimiento sobre la misión comunitaria. Una barca de barro, una vela en su interior y unas espigas de trigo símbolos y lugar de nuestro encuentro. Con el corazón preparado llegábamos habiendo recogido todo lo compartido en comunidad en reuniones anteriores y los resultados de nuestras oraciones personales.

Nos hemos puesto en manos del Señor ofreciéndole nuestro corazón y nuestra realidad personal y vital. 

Disponernos, acallar los ruidos, el silencio orante y el tiempo compartido ha posibilitado estar a la escucha y sentirnos llenos del Espíritu Santo.

Hemos sentido que ya estábamos en camino en  nuestra Misión comunitaria. Hemos sentido la unión de ánimos que buscábamos, agradecimiento profundo y mucha consolación en la búsqueda de Dios en los más humildes, pobres, olvidados… Hemos sentido con fuerza que Dios nos llama a acompañarle y ser templo vivo, y a la  vez, Jesús es quien nos acompaña, nos sostiene, nos levanta. Atentos al Espíritu que nos guía, a la voluntad de Dios y nuevamente agradecidos a su suave brisa en nuestros corazones y con un GRACIAS que se funde en nuestras manos entrelazadas, sentimos que nos envía en comunidad con una mirada puesta en la diversidad, con un horizonte por andar.

Nos sentimos llamados a estar disponibles y dar pasos de forma activa hacia la realidad de la inmigración, que es la realidad actual en Almería, a hacernos presentes, pisar y tocar la tierra en los asentamientos,  a seguir colaborando en la ruta Tarik Emaús y en el Círculo de Silencio. Nos comprometemos a estar atentos y continuar en discernimiento para dar respuesta a las llamadas que Dios nos haga.

Dando gracias al Señor por tanto bien recibido terminamos con una Eucaristía en la que el Señor ha hablado en cada uno de nosotros y nos invita una vez más a ser pan, a partirnos y repartirnos con Él.

Rocío Valenzuela. CVX en Almería