La semana 10-19 de diciembre estuve de Ejercicios Espirituales en el Santuario de Loyola (Donostia).
Llevaba un par de años seguidos haciendo ejercicios y el poso que me habían dejado había sido muy bueno. 2020 en Manresa y 2021 con mi comunidad CVX Padre Arrupe aquí en Madrid. Anteriormente había estado haciendo ejercicios personalizados en Loyola también en 2017.
Me hubiera gustado volverlos a hacer con mi comunidad este año pero las fechas no me venían bien. Por otro lado también me apetecía aprovechar las vacaciones para estar con mis amigos que tenían un plan de una escapada a Asturias o pasar tiempo con mi familia. Sin embargo sentía la moción de estar con el Señor unos días.
De alguna forma sentía el silbido del pastor que decía San Juan de la Cruz. También ayudó a la decisión que aprovechara para visitar unos amigos en Bilbao un par de días antes. También fue positivo para estar más conectado espiritualmente durante los ejercicios ya que estos amigos eran antiguos miembros de mi comunidad en Madrid. Aparte conocí a gente de Ongi Etorri Errefuxiatuak y del partido Mundo + Justo donde milito mientras recogíamos firmas para ILP de regularización extraordinaria de inmigrantes ilegales.
Esa buena predisposición inicial con la que llegué fue clave para entrar en los ejercicios bien. El grupo era mayoritariamente formado por religiosas aunque, aparte de ellas, seríamos 8 laicos o así, aparte de otro jesuita. Todos de diferentes edades y estados de vida. El acompañante era José Antonio García Quintana SJ, que trabaja de capellán en la cárcel de Villabona de Asturias. Tengo que reconocer que este perfil me llamaba la atención. Me parecía que iba a conectar bien con él. Así fue.
El hilo conductor de los ejercicios fue la oración del Padrenuestro. Esto también me motivó ya que tengo mucho cariño a unos cuadernitos con un resumen de unos ejercicios también inspirados en el Padrenuestro que dio el padre Antoncich SJ a mediados de los 90 en España. Tenía el recuerdo de que en mis dos últimos ejercicios de haberme bloqueado uno de los días. Así que decidí salir a andar paseos largos cada día.
El entorno natural de Loyola es espectacular. Además solo me llovió un día y el resto hacía una temperatura que permitía pasear hasta Azpeitia y Azkoitia por una vía verde que hay. También mantuve lo de dormir todo lo que pueda que me había ido bien en los ejercicios anteriores. El uso nulo de la tecnología que hice esos días me vino bien para eso.
Hice mucha lectura contemplativa de lo que el acompañante me iba sugiriendo en los puntos. Tener tiempo para poder hacer composición del lugar sin otras urgencias alrededor es algo que yo al menos necesito hacer de vez en cuando. En los puntos y pláticas José Antonio contaba anécdotas de la vida de la cárcel que a mí me parecían a veces interesantes, a veces tiernas y divertidas. Creo que tener un grupo tan diverso le dio a los ejercicios un aire sinodal muy en sintonía con este momento que atraviesa la Iglesia.
Como materia de oración me salió mucho rezar por mi padre que lleva unos meses enfermo y por mi madre que le acompaña 24/7 y agradecí mucho como el resto me decía que también rezaba por ellos. Desde luego que el Señor escuchó nuestra oración porque él está mejorando un poco últimamente y mi madre no pierde su alegría.
A nivel más personal Cristo me mostró que en Él podía encontrar el sentido frente a la falta de motivación que estaba experimentando tanto en mi vida apostólica como en el trabajo. José Antonio me sugirió, con la paz que transmite él, que me tomara la vida con más paciencia. Me marqué tres objetivos vitales y los ordené temporalmente. Estas dos cosas se pueden decir que fueron los frutos de los ejercicios. También recuerdo gratamente rezar el Vía Crucis con las estaciones que había en el jardín de temática migraciones hechas por Alboan. Fue una forma muy buena de rezar el Viernes Santo.
La vuelta a casa tras los ejercicios ha sido muy positiva. Volví a dormir menos otra vez y tengo un pico de trabajo como nunca en mi vida, pero aún así lo estoy viviendo con mucha consolación. Recordar donde está la fuente de Agua Viva que da sentido a todo hace que las cosas no vuelvan a ser iguales.
César López Ramírez
CVX CPA en Madrid
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