Gustad y ved qué bueno es el Señor

Comparto esta nota todavía saboreando el buen sabor de boca que me ha dejado la experiencia de los últimos días del año que acaba de finalizar. Desde Magis se ofrecen diferentes experiencias para jóvenes de 18 a 30 años. Una de ellas es la experiencia de Ejercicios después de navidad en Javier https://magis.es/experiencia/ejercicios-espirituales-en-javier-navarra/


Tuve la suerte de repetir un año más la experiencia como acompañante dentro de un equipo de tres personas (una religiosa del Sagrado Corazón, un jesuita y yo, laica de CVX Arrupe Elkartea). Acompañamos a un grupo de 8 jóvenes, en su mayoría mujeres, que dejaron todo” para regalarse un tiempo de encuentro con Dios, con ellos mismos y con los demás. Un grupo variado de jóvenes procedentes de diferentes lugares y experiencias de Dios, con diferentes recorridos y un mismo horizonte; buscar y hallar a Dios en sus vidas.


Iniciamos el recorrido con ilusión. Algunos también con dudas e inquietudes por la experiencia de parar y el silencio: ¿qué significa esto de tener todo el tiempo para mí y para orar? se preguntaban. La propuesta fue atrapando la imaginación y la voluntad de todo el grupo, fueron entrando en la dinámica que contenía tiempos de oración personal, tiempos de oración y celebración comunitaria y tiempos de diálogo y aprendizaje del método y la pedagogía ignaciana.


Para mi esta experiencia tenía un reto especial. Primero, porque estábamos ante un grupo diverso y “virgen” en esto de comunicarse con Dios, en formación bíblica, en experiencia comunitaria, etc. Y segundo, porque como equipo vimos necesario hacer algunas adaptaciones de los textos (la propuesta fue seguir la estructura de los Ejercicios orando con las mujeres de la Biblia).


Afortunadamente los protagonistas de esta experiencia son la criatura con su creador. Nuestro papel como acompañantes era facilitar ese encuentro o, como dice otro gran maestro de la espiritualidad ignaciana, Carlos Cabarrús sj, por lo menos no estorbar en esa relación de Dios con su criatura. Todo ayudó (el entorno de Javier, el buen tiempo, el sentimiento comunitario que se fue gestando, etc.) a que cada joven pudiera sentir y ver el hilo de oro con el que aita/ama Dios iba tejiendo sus vidas.


Cerramos la experiencia con una sentida celebración de acción de gracias en la capilla del Cristo sonriente de Javier por el regalo de Dios en las vidas de estos jóvenes y el milagro de ser y hacer comunidad al estilo de las primeras comunidades.

Edith Ulloa

CVX Arrupe Elkartea en Bilbao

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