Vivimos en una sociedad que en teoría acepta la diversidad. De hecho, las normas que regulan nuestra convivencia se basan en ello. En teoría aceptamos que la sociedad es plural y establecemos leyes que protegen a las minorías.
Pero lo cierto es que hace ya años que la tendencia preponderante en la sociedad es la contraria. En teoría internet, enorme ventana que debería permitirnos acceder a la inmensa diversidad de la sociedad, no solo la mía, sino la del mundo entero, nos ayuda en esta labor. Pero lo cierto es que no es así. Las redes sociales, y los algoritmos que las rigen, no buscan esa apertura. Saben lo que nos gusta, y es lo que nos ofrecen. Nos permiten encerrarnos en una burbuja a la que apenas accede nadie que tenga un pensamiento diferente. Y es placentero ver que sistemáticamente recibimos mensajes que nos reafirman en nuestra opinión.
Abramos de verdad nuestras ventanas, contemplemos esa realidad variada sin juzgarla, asumamos que nuestra verdad no es LA VERDAD. Aceptemos las diferencias, incluso las diferentes percepciones de los hechos.
Eso no significa asumirlas, puedo mantener mi propia posición, no es necesario que me deje convencer, que renuncie, pero sí que respete las de los demás.
Un paso más es valorarlas como algo positivo.
Y si algo es bueno… ¡conviene celebrarlo!
¿Qué diferencias soy capaz de ver como positivas? ¿Cuáles no?
0 comentarios