Sueños, llamada, pertenencia, comunidad… son palabras que resuenan en mi corazón después de unos días tan intensos como esperanzadores en MAGIS Lisboa 2023 y la JMJ Lisboa 2023.
Para mí, las Jornadas Mundiales de la Juventud han marcado un antes y un después. Hace 10 años participé por primera vez en la JMJ de Río de Janeiro con grandes expectativas, ansiosa por conocer esa “Iglesia joven” que llenaba de banderas multicolores las calles, que era capaz de hablar el lenguaje de la fe, la esperanza y el amor a pesar de provenir de diferentes nacionalidades. Fue la primera JMJ del Papa Francisco, y en aquel momento nos invitaba a ser “discípulos y misioneros”. Definió mi opción preferencial por los jóvenes y mi vocación por la Pastoral Juvenil.
10 años después, ya desde una perspectiva más madura y humana, viviendo como migrante en un nuevo hogar, Barcelona -España, colaborando activamente con la RED MAGIS España y perteneciendo a la Comunidad de Vida Cristiana – CVX, Dios sale nuevamente a mi encuentro. Me invita a recordar, es decir pasar nuevamente por el corazón, sus grandes verdades:
• Que soy amada con mi verdad entera, mis heridas y mis esperanzas.
• Que Él es un Dios que me abraza, se conmueve, me busca entre la multitud y me llama por mi nombre, cada día, todos los días.
• Que su amor, siempre gratuito y disponible, me impulsa a transformar la historia, comprometiéndome a levantar al más pequeño, al más próximo.
• Que la vida es una constante “subida a la montaña” (Verso l’ alto como diría mi gran amigo, el Beato Pier Giorgio Frassati) y es más importante saber levantarse tras las caídas que llegar primero a la meta.
• Que la Iglesia, comunidad y familia universal, es un hogar donde todos caben, todos. Sin excepción.
Y ahora me pregunto, siguiendo las intuiciones de la Espiritualidad Ignaciana, que sostiene mi forma de ser y proceder hoy: Después de todo lo vivido ¿Cómo puedo poner más amor en mis obras cotidianas para hacer realidad este gran sueño de Dios? El sueño de una Iglesia con rostro joven, con sabor a humanidad, con los brazos abiertos y siempre atenta a “partir sin demora” …
Dejaré reposar lo vivido, para que se asiente con mayor fuerza en mi caminar, para que eche raíces profundas y sólidas. Una sola cosa pido a Dios: que la fuerza de su amor acompañe los sueños de tantos jóvenes alrededor del mundo, que en adelante comenzaran a florecer como respuesta concreta a todo lo vivido en estas semanas.
María José Rojas
CVX Fórum Joves en Barcelona








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