Lo que me une es de Dios, lo que me separa no es de Dios

La Fuente de Vida y de Amor infinito, Dios para los creyentes, nos invita a vivir unidos con los demás y buscar conjuntamente la forma de caminar hacia un bien común. En los evangelios, Jesús nos repite tras su resurrección “Paz a vosotros”, una llamada a permanecer unidos.

También en el relato del camino a Emaús, los discípulos pasan de la desesperanza a la esperanza. Primero están divididos por el miedo, ya que huyen de Jerusalén donde están sus compañeros, pero tras el encuentro con Jesús quieren volver a unirse a la comunidad para seguir proclamando.

En nuestro día a día también hay momentos en los que actuamos buscando el encuentro con los demás, y deseamos contribuir al bien común. Detrás de estas actuaciones se encuentra la Fuente de Amor que nos impulsa.

En cambio, cuando tomamos acciones que nos alejan de los demás, de nuestro interior, o incluso perjudican, no estamos permitiendo que sea la Fuente de Vida quien nos guíe. Puede que estemos tomando las decisiones desde nuestro ego, nuestros miedos, dudas… sin dejar espacio a Dios.

¿Sabes identificar qué es lo que te impulsa en el día a día? ¿Reconoces a la Fuente de Amor impulsándote a cuidar tu vínculo con los demás, con tu interior, y con la Casa Común?

1 Comentario

  1. Amparo

    Muchas gracias

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