“Porque mis planes no son vuestros planes, ni vuestros caminos mis caminos. Como el cielo está por encima de la tierra, mis caminos están por encima de los vuestros y mis planes de vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, fecundan y la hacen germinar, para que dé semilla al sembrador y pan para comer, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.”
En este mes de septiembre estamos viviendo asambleas para orientar, reuniones para planificar, espacios para orar y discernir… Pedimos una vez más la gracia del conocimiento interno de Dios para más amarle y seguirle, y de esa forma seguir avanzando como “comunidad laical ignaciana apostólica” (tal como nos remarcaba Arturo Sosa en nuestra pasada nuestra asamblea mundial) sabiendo que todo está en sus manos. Una comunidad que mantiene la vigencia de la petición de la asamblea: “Señor, ayúdanos a avanzar; ábrenos el camino”.
Y del deseo de salir, de avanzar en línea del lema que nos convocó “Discernir los caminos para la esperanza”. Pongamos desde ahora las bases para aportar humildemente en la construcción, durante este curso, de esa esperanza necesaria en el mundo, en la Iglesia y en nuestra comunidad. Es un buen momento para hacerlo.
Consejo CVX-E
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