“Hoy y en este momento, la CVX está viva en diferentes encuentros que se están celebrando en otras partes, en eucaristías que festejamos en nuestras comunidades, en preparativos de actos que se van a celebrar en la CVX en otros lugares en España…”.
El encuentro de formadores guías de CVX España se celebró en El Escorial el fin de semana del 24-26 enero, siendo conscientes de que mucha gente en muchos lugares está siendo imagen viva de la comunidad.
Experimentar para ir construyendo nuestra forma particular de acompañar, para ir creando nuestras herramientas en función del grupo al que acompañamos. No tenemos varitas mágicas, pero sí podemos invitar a que cada cual experimente y de ahí saque grandes aprendizajes.
Eduardo Escobes, nuestro presidente nacional, estuvo acompañándonos y en la exposición sobre las puertas que nos abre Pamplona nos dijo que ha sido una asamblea que queda en abierto, incompleta… Nuestro papel como guías para invitar a salir de los propios grupos y comunidades locales, experimentar la comunidad a otro nivel, nacional e incluso mundial. Hablar desde la primera persona, ser parteras que ayudan a que vayan brotando nuevas realidades y propuestas en las personas y en la comunidad.
El sábado fue un día completito, intenso… Invitamos a pasear por el DEAE, a entrar en el laberinto para que sea nuestro maestro. Experimentar… Además, fuimos conscientes de lo que ya estamos haciendo en el envío (E) y en el apoyo (A).
La velada fue un momento especialmente alegre, gracioso y que nos metió de lleno en actualizar algunos pasajes evangélicos, parábolas… También hay aprendizajes.
El domingo escuchamos con mucha atención el testimonio de Jorge como acompañante de un grupo en acogida en la CPA de Madrid, Sonia acompañando un grupo en su etapa de fundamentación en Gijón y de Pedro, que nos contó su experiencia personal como integrante de un grupo de acogida en Bilbao hace 6 años. El debate fue rico y el reto es ver cómo acoger a la gente joven que se acerca a CVX: adaptar lenguaje, material, canal de envío de comunicaciones, formas de reunión.
Terminamos poniendo en común el trabajo de actualización del plan de formación y recogimos de los grupos pequeños diferentes aportes para la actualización del plan.
Para finalizar, pero que es algo que recoge todo el fin de semana, fuimos haciendo registros a lo largo del fin de semana. Parar un minuto, respirar y preguntarte: ¿Cómo me siento? ¿Dónde lo siento? ¿A qué me invita? La evaluación final del encuentro fue un compartir los registros.
Sensaciones buenas, aprendizajes creemos que profundos, invitación a experimentar. Como formadores guías recibimos la llamada a acompañar al cuerpo apostólico. Aceptamos el reto. Nos adentramos en el laberinto, que es maestro.
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